Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 613

Manuel entrecerró los ojos al percibir algo. —Francisco, ¿estás ocultándome algo?

—En efecto, hay algunas cosas que aún no es el momento de revelar. Espera un poco más.— Francisco sabía que Ana estaba buscando la oportunidad perfecta para presentar a Alejandro ante la familia.

Manuel no insistió más y cambió de tema. —Está bien, pero desde la última vez que nos visitasteis, no has mencionado a Nuria. He oído algunos rumores recientes sobre ella. Parece que fue despedida de la cadena de televisión y también ha habido problemas en su casa. ¿Qué ha pasado?

—Está bien, ya terminamos.— Francisco respondió con serenidad.

Solo Anita conocía la reciente ruptura entre Francisco y Nuria.

Manuel, sorprendido, exclamó, —¿Terminaron?

—No se debe a los problemas de la familia Flores, sino a otras razones que contravienen mis principios.— Francisco se limitó a explicar.

Manuel frunció el ceño, recordando algunos rumores que había escuchado anteriormente. En aquel entonces, no creyó ninguno de ellos.

Confiaba en el juicio de Francisco. Si Francisco había escogido a esa persona, entonces debía ser confiable.

Pero ahora, parecía que esos rumores tenían algo de verdad.

—Bien, Francisco, si necesitas compañía para beber, llámame. Estoy preparando mi próxima película y tengo tiempo para acompañarte.— Manuel se ofreció de inmediato.

Francisco asintió. —Voy a ducharme.

—Sí, yo también debería irme a dormir.

Manuel colgó su teléfono y se quedó pensando en las palabras de Francisco.

Probablemente estaba pensando demasiado.

Si ese era el caso, entonces no debería preocuparse más.

No había razón para seguir pensando en ello.

Francisco ya había dicho que pronto conocería la razón.

Es cierto.

Ana se alegró al saber que Pablo regresaría pronto.

Había algunos procesos de trabajo menores que realmente necesitaban la ayuda de Pablo para ser acelerados.

Cuando llegó al estacionamiento, justo se subía a su coche.

De repente, alguien abrió la puerta del copiloto y se sentó.

Ana miró hacia la persona que había irrumpido.

Era José.

—Vete de aquí,— dijo Ana severamente.

—Soy tu hermano, ¿cómo te atreves a tratarme así? No has vuelto a casa en todo este tiempo, ha habido problemas y ni siquiera te has dignado a ayudar. Ahora vengo a verte y ¿esa es tu actitud?

José había perdido toda vergüenza. Antes, al menos se consideraba parte de la familia González y cuidaba su imagen, pero ahora que su estatus había decaído, se había vuelto aún más descarado.