Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 628

Alejandro no sabía cuánto tiempo había estado mirando a Ana antes de irse al baño a ducharse.

Después de salir del baño, Alejandro se secó el cabello de manera despreocupada.

La pantalla del móvil estaba constantemente encendida.

Los mensajes no dejaban de aparecer.

Puso el teléfono en silencio, y aparte de la pantalla que parpadeaba continuamente, no había ningún otro sonido.

Se paró al lado de la cama, encendió el móvil y revisó los constantes mensajes de WhatsApp.

La luz de la pantalla caía sobre su rostro severo.

Unos minutos después, apagó el móvil y lo arrojó a un lado.

Regresó a la cama y atrajo hacia sí a la mujer que ya estaba dormida, abrazándola.

—

Esta noche, dos personas no pudieron dormir.

Bryan y Beatriz se alojaban en habitaciones separadas.

Era la primera vez que ambos estaban en casa al mismo tiempo pero durmiendo en camas diferentes.

Las habitaciones eran adyacentes.

Separadas solo por una pared.

Esa pared parecía ser también una barrera en sus corazones.

El ceño de Bryan estaba fruncido.

Probablemente solo consiguió dormirse hacia la madrugada.

Mientras tanto, Beatriz yacía en la cama, sin mirar el móvil ni nada en absoluto, pero simplemente no podía conciliar el sueño.

Escenas tras escenas desfilaban ante sus ojos.

Algunos fragmentos le dificultaban la respiración, tan agitada que, incluso en la profundidad de la noche, pensaba en escapar. Pero otra voz en su interior decía que debía intentar reconciliarse, que la persona que sufría igual que ella era Bryan.

Ella luchaba, y Bryan también.

Y ese sentimiento de felicidad, todavía lo recordaba claramente.

Pero...

Cuando abrió el refrigerador y vio que muchas de las verduras que había comprado antes se habían echado a perder, se dio cuenta de que, aunque muchas cosas seguían estrechamente relacionadas con el pasado, ya no eran las mismas...

El refrigerador era el mismo, Bryan probablemente no lo había abierto desde que ella se fue.

—No he comido en casa en este tiempo, así que no he tocado el refrigerador. Probablemente algunas cosas se hayan echado a perder, voy a tirarlas.

La voz suave de Bryan resonó detrás de Beatriz.

Beatriz volvió en sí de repente, su cuerpo se tensó ligeramente, —Está bien, tíralo todo, esas verduras y frutas han estado ahí mucho tiempo, ya se echaron a perder, no se pueden comer. Comamos pasta esta mañana, tenemos en casa, se cocina rápido.

—Hagámoslo juntos.

—No es necesario!— La voz de Beatriz se elevó ligeramente.

Casi era un reflejo instintivo de resistencia.

Ella podía hacerlo sola.