Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 627

Era un mensaje de Beatriz:

[He vuelto con Bryan. Su infidelidad fue más allá de su control; quizás debería darle una oportunidad a él y a mí.]

Cuando Ana leyó este mensaje, su expresión se tornó sombría.

Bryan había mostrado sus maldades a Bea.

Para Bea, con su personalidad, decidir volver con Bryan debió haber sido extremadamente difícil.

[Bien, espero que nuestra Bea sea feliz; siempre hay que seguir el corazón.]

Después de responder a Beatriz, Ana se envolvió en una toalla y salió de la bañera.

Se secó el cabello y salió del baño.

Alejandro estaba en la habitación, pero no en la cama.

En cambio, estaba de pie frente a la ventana, hablando por teléfono:

—¿Desde cuándo necesitan ustedes aprobar mi matrimonio? Mejor no se metan en lo que no deben.

—No menciones a mi madre, no te lo mereces.

Aunque Ana solo veía la espalda de Alejandro, percibía una densa aura.

Un aire de frío y soledad lo envolvía.

Después de recibir una llamada en el coche, Alejandro había cambiado claramente y, ahora, incluso después de colgar, el frío seguía sin disminuir.

Ana decidió no molestarlo.

En su lugar, intentó salir silenciosamente del dormitorio principal, dándole espacio.

En ese momento, probablemente no quería ser molestado.

Pero justo cuando giró, oyó pasos rápidos detrás de ella.

Al siguiente segundo, Alejandro la abrazó.

Él tenía un leve olor a tabaco.

Justo cuando ella estaba bañándose, él probablemente fumó un cigarrillo.

Ana se giró y lo abrazó por la cintura.

En el momento en que lo abrazó, sintió claramente que su cuerpo se tensaba.

Ninguno de los dos dijo nada.

Se abrazaron durante largo tiempo.

Manuel era una persona de pensamientos profundos.

[La próxima vez que tengas algún secreto, ¡asegúrate de compartirlo conmigo primero!] respondió Manuel.

[De acuerdo.]

Luego, Ana habló un poco más en el grupo de chat y todos se dijeron buenas noches. Después de eso, Ana dejó su teléfono a un lado.

Ya eran las diez de la noche.

Alejandro probablemente había ido a encontrarse con la persona que lo había llamado.

Probablemente no volvería esa noche.

Poco a poco, Ana comenzó a sentir sueño.

Entre sueños y vigilia, sintió que alguien la rodeaba con sus brazos.

Era un abrazo familiar.

Al ser abrazada, las cejas de Ana se relajaron y su sueño se profundizó.

Mientras tanto, Alejandro, que la abrazaba, la observaba con ojos oscuros bajo la luz de la noche.