Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 65

'¿Cómo es posible que la opinión pública en Internet haya cambiado tan rápidamente si no hubiera alguien ayudando a Ana?'

Subestimó a Ana.

Pensaba que Ana solo tenía a Alejandro en la cabeza, y que incluso cuando peleaban, era solo una discusión menor.

Parece que Ana ya había encontrado un buen respaldo.

José frunció el ceño.

Sergio, al escuchar lo que dijo Carmen, se dio cuenta de algo y golpeó su pierna con fuerza. —Subestimé a Ana. ¿Cómo es posible que en una hora se haya revertido la situación solo con videos y fotos, y con la ayuda de supuestos compañeros de universidad? ¡Debe haber encontrado un patrocinador poderoso!

—Es bonita, no es de extrañar. —dijo José con el rostro sombrío.

Este asunto ya había hecho que la familia González perdiera mucha cara.

—Estoy seguro de que Carmenita no podría haberse interesado en Alejandro. Ana seguramente siente celos de que prefiramos más a Carmenita, y por eso ha tenido pensamientos maliciosos y quiere perjudicarla. Este asunto... déjame pensar bien, no podemos dejar que realmente arruine a Carmenita. —dijo Sergio frunciendo el ceño.

Laura miró a sus dos hijos y luego a Carmen, con algo que quería decir pero no se atrevía.

¿Realmente era un video con IA?

La duda solo duró un momento. Al ver la cara pálida de Carmenita, además de ser la niña que había criado, ¿cómo podría estar mintiendo?

¿Pero realmente Ana había encontrado un patrocinador? ¿Cómo podría haber caído tan bajo para ser mantenida?

Laura se sentía muy incómoda.

—Sergio, dile al equipo de relaciones públicas que piense en una solución que sea favorable para ambas partes, también teniendo en cuenta a Ana. —dijo Laura después de reflexionar.

Carmen se quedó perpleja, mirando a Laura con asombro.

'¿Acaso ahora... estaba sintiendo lástima por Ana?'

—Sí, ella encontró un patrocinador, y ahora hay malentendidos entre nosotros. Mamá también está preocupada por ella y por mí. Deberíamos buscar una solución que sea beneficiosa para ambas partes. Dejemos que esto termine pronto. —dijo Carmen, llorando y fingiendo estar preocupada tanto por Ana como por Laura.

En una calle de puestos nocturnos.

En un puesto de barbacoa.

Francisco había llegado diez minutos antes y ya había pedido las brochetas y bebidas.

Cuando Ana llegó, las brochetas recién asadas acababan de ser servidas.

El aroma de la carne asada flotó hasta la nariz de Ana, despertando su apetito.

Cuando estaba en la secundaria, su hermano mayor estaba en la universidad. Solía trabajar y estudiar para ahorrar algo de dinero y llevar a sus hermanos, incluido Javier, a comer a los puestos callejeros.

Precios razonables y un sabor delicioso.

—Justo estaba pensando en comer barbacoa, siempre sabes lo que me gusta, hermano mayor.

Francisco, ocultando su preocupación y sospechas, miró a Ana, quien sonreía como una pequeña gata golosa, —Entonces siéntate y come mientras está caliente. Hoy pedí bastante, te aseguro que comerás hasta llenarte.