Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 64

Alejandro se quedó sin palabras ante la reprimenda de su abuela.

Finalmente, solo pudo decir, —Voy a invitarla. Si ella también está ocupada, entonces iremos la próxima semana.

—Pregúntale, parece que Anita ha tenido muchas cosas en mente últimamente. Necesita relajarse. Como su esposo, debes cuidarla más, ¿entiendes? —le recordó la abuela García, preocupada.

—Sí. —respondió Alejandro con una voz simple.

Después de terminar la llamada con su abuela, Alejandro revisó en línea los asuntos relacionados con Ana.

Una vez que se aseguró de que Eduardo y su equipo no habían cometido errores, llamó a Ana.

El teléfono estaba ocupado...

Alejandro dejó el móvil a un lado.

Unos minutos después, Ana lo llamó de vuelta.

—Señor García, ¿me llamó hace un momento?

—Hoy mi abuela tiene unos amigos que la van a visitar en el hospital, y nos ha organizado una salida a las aguas termales. Si no tienes nada importante esta noche, pasaré a recogerte.

La voz naturalmente fría de Alejandro se escuchó a través del teléfono.

Ana notó un leve tono de incomodidad en la voz de Alejandro.

Seguramente su abuela lo había obligado a llamarla e invitarla. Ir a las aguas termales es algo que se hace con los mejores amigos o con la pareja más íntima, no es de extrañar que Alejandro lo hiciera a regañadientes.

—Lo siento mucho, alguien ya me ha invitado y acepté. De verdad, lo siento. —respondió Ana.

Era la verdad.

Justo cuando Alejandro la llamó, estaba hablando por teléfono con Francisco.

Él la invitó a cenar esta noche, diciendo que hacía mucho tiempo que los dos hermanos no hablaban. Ahora que el asunto entre Carlos y Carmen ya había sido resuelto, con las pruebas en mano, ellos no podían hacer nada más. Era el momento perfecto para que los dos hermanos se reunieran y conversaran.

Aunque Gustavo y Diego no estaban, José y Sergio habían vuelto a casa y estaban cuestionando a Carmen con sus móviles en mano.

Laura, sentada en el sofá, llevaba una hora en estado de shock.

Carmen, con los ojos llenos de lágrimas, miraba a sus hermanos como si hubiera sufrido una gran injusticia.

—De verdad, estoy siendo incriminada. No conozco a estas personas. Esa no soy yo en el video.

En las fotos y las diversas revelaciones, la mayoría eran ciertas.

Habían captado imágenes de ella y Carlos entrando a un hotel, pero no había fotos de ellos en la cama.

Mientras no hubiera fotos en la cama, no podían probar que habían estado juntos íntimamente.

—¿De verdad no eres tú, Carmenita? —Laura seguía revisando las fotos y videos en línea, cada vez sintiéndose más desesperada.

—Mamá, de verdad no soy yo. Seguro que han manipulado las imágenes con inteligencia artificial. Mamá, creo que esto es parte del plan de Ana. Ella planeó romper con Carlos desde hace tiempo y también planeó cómo atacarme. Ya tenía a la gente preparada. —Carmen había ideado su excusa.