Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 681

Las dos mujeres no se han visto, pero Beatriz conoce la magnitud del impacto en Ángeles.

—¿Qué? ¿Divorcio? ¿...lo has considerado bien? Beatriz, el divorcio no es solo palabras. Acabas de regresar hace unos días y he observado un cambio significativo en Bryan; está esforzándose más que antes contigo. Beatriz, no hay píldora para el arrepentimiento. Debemos pensar detenidamente antes de tomar una decisión, después de todo... después de todo lo que ha ocurrido, Bryan tampoco quería que sucediera, ¿verdad?

Tras el asombro inicial, Ángeles intenta persuadir a Beatriz rápidamente.

Cada vez que recuerda lo sucedido entre ellos, siente un dolor en el corazón.

Ahora, al escuchar la firme decisión de Beatriz, el dolor en su pecho se intensifica.

Beatriz no se sorprende por el intento de persuasión de Ángeles: —Mamá, sé que el divorcio no es justo para Bryan, pero, ¿quedarnos juntos es justo para mí o para él? Ahora... mamá, cada vez que lo veo, solo puedo recordar el momento en que me traicionó; incluso si toca mi mano, siento náuseas psicológicas.

—¿Qué? —Ángeles queda conmocionada.

—¿Cómo llegamos a esto? Beatriz, ¿qué tal si consultamos a un psicólogo? Que el psicólogo te ayude.

Ángeles busca rápidamente soluciones.

En este momento, un psicólogo parece la opción más sensata; no pueden consolar a Beatriz, pero quizás el psicólogo sí pueda.

Beatriz, algo resignada, responde: —Mamá, ya fui.

¿Cómo no iba a considerar ver a un psicólogo?

Pero el psicólogo no puede borrar esos recuerdos reales.

No puede seguir amando.

No es que no ame a Bryan, es que simplemente no puede continuar amando.

Esos sentimientos, ¿cómo podrían entenderlos quienes no los han experimentado?

—¿Qué dijo el médico? —pregunta Ángeles de inmediato.

Beatriz no oculta nada: —Mamá, esto no es una enfermedad mental, el psicólogo no puede hacerme olvidar lo ocurrido.

Ángeles se queda sin palabras, impotente al otro lado del teléfono: —Beatriz...

Ana estaba a punto de terminar su jornada laboral cuando recibió el mensaje que Sofía le había enviado.

Las chicas jóvenes realmente son así.

Después de sentirse agraviada, lo primero que hacen es intentar culpar a personas que no tienen nada que ver.

[Ana, ¿fuiste tú quien le dijo a Alejandro que no viniera a verme? Desde que era pequeña, Alejandro ha sido la única persona a mi lado. No tengo familiares, solo a Alejandro, y cuando estoy enferma y me siento mal, la persona que más quiero ver es a Alejandro. ¿No es eso demasiado cruel? ¿Puedes vivir con tu conciencia? Ya te casaste con Alejandro, ¿qué más quieres? Al herirme así, al verme triste y adelgazar día a día, ¿te sientes feliz? ¡No seas tan malvada!]

El mensaje fue enviado alrededor de las tres de la tarde.

Al ver que Ana no respondía después de media hora, Sofía envió otro mensaje.

[Ana, ¿puedes devolverme a Alejandro? Antes de que aparecieras, Alejandro no era así conmigo, siempre ha sido bueno conmigo, y si me enfermaba, no se quedaba de brazos cruzados. Pero ahora, tú haces que él me ignore, ¿no es eso demasiado cruel? Te lo suplico.]

[¡Te lo ruego! Haré lo que me pidas.]

Ana, al leer estos mensajes llenos de palabras y pensamientos de una joven, sabía que cualquier respuesta sería incorrecta.