Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 687

—¿Si Alejandro nos descubre, tendremos alguna posibilidad de salir con vida de la ciudad A? — preguntó el hombre con la máscara.

Alguien al otro lado del teléfono pareció calmar al hombre con la máscara, quien gradualmente pasó de la furia a la calma.

Incluso su mirada se volvió más feroz.

Después de colgar el teléfono, les dijo a los demás: —A estas alturas, no hay vuelta atrás; al menos ahora podemos conseguir un vídeo en nuestras manos para amenazarla con que no hable. ¡Ustedes, rápido, dale la medicina!

—¿De verdad funcionará? ¿No vendrán a buscarnos? ¿Es este lugar lo suficientemente secreto? —preguntó uno de ellos, el más cobarde.

Si fuera cualquier otra persona, no tendrían que preocuparse.

Pero si se trata de Alejandro, ¡deben pensarlo bien!

Un mal paso y podrían arruinar sus vidas; no vale la pena por una mujer hermosa.

El hombre de la máscara miró ferozmente a Ana y luego dijo: —Incluso si nos encuentran, no tenemos margen para el arrepentimiento. No olviden que a cada uno le han depositado dinero en su cuenta. Es urgente, me han dicho que quieren ver el vídeo lo antes posible.

Después de hablar, sacó unas pastillas de una bolsa en el suelo.

Lanzó la caja de pastillas hacia ellos: —Dáselas.

Todos llevaban máscaras, por lo que Ana no podía ver cómo cambiaban sus expresiones.

Pero en el momento en que atraparon las pastillas, el rostro de Ana se volvió aún más pálido.

...

Kenia terminó la llamada y tocó la puerta del estudio.

Narciso, ocupado en el estudio, respondió: —Entra.

—Está hecho, enviarán el vídeo más tarde, y entonces Ana no tendrá otra opción que irse. —dijo Kenia al entrar.

Al oír esto, una sonrisa apareció en el rostro de Narciso: —Siempre haces las cosas bien, diles que tengan cuidado y no dejen ninguna pista.

Kenia se sorprendió: —¿Por qué te llamaría él?

Narciso también estaba perplejo: —Quizás se ha arrepentido y quiere volver a hacer negocios conmigo.

—Es posible, lástima que llamó tarde. Si hubiera sido un poco antes, podríamos haberle dado el trabajo a él y nos habríamos preocupado menos. —dijo Kenia con algo de pesar.

Algunas cosas deben ser obra del destino.

Narciso contestó la llamada.

Ignacio fue directo sobre el propósito de su llamada: —Narciso, necesito saber si el secuestro de Ana tiene algo que ver con usted.

Narciso cambió de expresión: —¿Por qué preguntas eso?

—Ana es mi benefactora, y ahora que está en problemas, debo encontrarla cueste lo que cueste. Aquellos que la lastimen estarán enfrentándose a mí, Ignacio. Si no tiene nada que ver con esto, Narciso, tengo otros métodos para manejar la situación. —la voz de Ignacio llevaba una calma llena de severidad.