Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 694

Ambos estaban convencidos de no haber cometido error alguno.

Todos cometen errores; sin embargo, ellos no.

Hoy no fue la excepción.

Fue Ana la que no supo actuar adecuadamente; si desde el principio hubiera aceptado el cheque y se hubiese marchado, no habrían sucedido los eventos de hoy.

Ella misma provocó el problema y no puede culpar a nadie más.

Narciso, cada vez más, estaba convencido de su inocencia.

Las amenazas de hoy de Alejandro hacia él y hacia Kenia eran completamente injustas, ¡intolerables y absurdas! Privilegiar a una mujer sobre los lazos de sangre.

Alejandro mostraba una expresión imperturbable.

Sin pronunciar palabra alguna, comenzó a caminar hacia la salida.

Ante esto, Narciso lo observaba fijamente, con los ojos bien abiertos.

En el fondo, siempre había creído que él, como padre, ocupaba un lugar insustituible en el corazón de Alejandro.

Aunque Alejandro detestara a su padre internamente, nunca se rebelaría contra él por nadie más.

—¡Detente!

Narciso gritó justo cuando Alejandro estaba a punto de dar el último paso fuera de la villa.

El corazón de Kenia casi salta de su pecho, latiendo con violencia. No podían permitir que se destruyera todo lo que habían logrado con tanto esfuerzo.

—Parece que has considerado ambas opciones. —Alejandro levantó la muñeca y miró su reloj: —Tienes un minuto, ahorra tus palabras, solo quiero escuchar la respuesta.

Al oír esto, Narciso casi escupe sangre.

Kenia estaba a punto de estallar de ira.

Afortunadamente, ambos pudieron mantener algo de cordura.

—¿Qué pruebas tienes exactamente? ¿Alguien te ha dicho algo que no...

Narciso apenas había comenzado a hablar cuando Alejandro ya había dado un paso hacia adelante.

Con una actitud resuelta de no querer escuchar nada más.

Narciso casi no podía respirar de la rabia, frunciendo el ceño profundamente, tardó mucho en exhalar una bocanada de aire venenoso: —No elijo ninguna de las dos, puedo aceptar que estés con Ana y en el futuro no me entrometeré en sus asuntos, incluso si otros miembros de la familia García preguntan, también podría hablar a favor de ustedes. De lo contrario, sabes lo complicadas que pueden ser las personas en casa.

¿Había perdido tanta sangre que comenzó a alucinar?

De manera difusa, creía ver a Alejandro.

En el momento en que pensó que no podría aguantar más, la persona que apareció ante ella fue Alejandro.

Mientras estaba confundida y no podía distinguir entre la realidad y el sueño, el rostro de Eduardo apareció agrandado frente a ella.

Ese rostro gradualmente adoptó una expresión de sorpresa: —¡La señora Ana despertó!

—¿Despertó? Déjame ver. —Cipriano, quien estaba medio dormido en un sofá cercano y bostezando, se levantó de un salto al oír la exclamación de Eduardo y caminó rápidamente hacia la cama de hospital.

Ana, al oír las dos voces familiares y ver a Eduardo, tardó un momento en responder: —¿Ustedes me salvaron?

Todo lo que había ocurrido no era un sueño.

Era real.

—Sí, el presidente García salvó a la señora Ana; ya hemos capturado a esos hombres, tus heridas también han sido tratadas, afortunadamente llegamos a tiempo. —Eduardo respondió de inmediato.

Llegaron justo a tiempo...