Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 708

Beatriz tomó aire profundamente, aún con las manos temblorosas. —Papá, mamá, Bryan, lo siento.

—He tomado una decisión: deberíamos divorciarnos.

Roberto y Raquel observaban a Beatriz, luchando por aceptar lo que escuchaban.

Beatriz no podía enfrentarse a Roberto y Raquel, y menos aún a Bryan; la mirada intensa de él, al oír sus palabras, la hacía incapaz de sostenerle la vista.

—De ahora en adelante, puedo considerar a Bryan como un hermano, y ustedes seguirán siendo mis padres en mi corazón. Solo que, quizás es el destino el que no se puede controlar. No puedo seguir engañándome a mí misma; nuestra relación como esposos termina aquí.

Al terminar de hablar, Beatriz levantó la cabeza para mirar a Bryan.

Lo que encontró fue un par de ojos profundos como un abismo, claramente llenos de tristeza.

De repente, Beatriz no pudo continuar hablando, solo pudo esperar en silencio la respuesta de Bryan.

Hoy, con ambos padres presentes, ambos conocían el resultado.

Después de un silencio que pareció eterno, Bryan finalmente dijo: —Está bien, nos divorciamos.

Los padres de ambos intercambiaron miradas.

Sus ojos también se llenaron de lágrimas.

El final del matrimonio de Beatriz y Bryan era un desenlace que nunca habían imaginado.

Habían soñado con nietos y bisnietos, pero nunca con una separación en este momento.

—

Narciso y Kenia acababan de regresar de la Casa García.

Habían visto a Don Xavier.

Es decir, el hermano mayor del esposo de Doña García, el tío de Narciso.

Narciso sostenía un cuadro, una pintura al óleo antigua que, incluso enrollada, emanaba un estilo único y poderoso.

Probablemente aún no sabían sobre el matrimonio de Alejandro y Ana.

Si lo supieran, seguro que no estarían de acuerdo, ¿verdad?

Después de todo, el origen de Ana era demasiado común, definitivamente no era suficiente.

Kenia y Narciso percibieron las intenciones de Sofía.

Especialmente Kenia, quien de inmediato notó que Sofía era una mujer calculadora, aunque sus métodos no eran muy sofisticados, al menos para sus ojos; eran tácticas que ella había usado en el pasado y que ya no le atraían.

—Vamos a tomar un café y luego hablamos,—sugirió Kenia con una voz suave.

—

Tres días después, Ana fue dada de alta del hospital.

La herida había sanado y el médico recomendó varias cremas caras para eliminar cicatrices. Con aplicación oportuna, las marcas desaparecerían con el tiempo y no quedarían cicatrices.