Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 759

Ahora parece que Patricia se metió en asuntos en los que no debía intervenir.

De nuevo, un sentimiento de irritación la invadió.

Mirando las dos antigüedades que la casa de subastas había enviado, se le ocurre algo y le ordena a un sirviente cercano: —Prepárame algunos suplementos alimenticios adecuados para los ancianos, que estén listos en media hora.

Todavía no ha visitado a Doña García desde que regresó.

Sería un buen momento para hacerlo.

Además, podría aprovechar para recordarle a Doña García algo importante.

Después de todo, la persona más importante para Alejandro es su abuela.

—

Don Fernando y Ana regresaron a la empresa uno tras otro.

Apenas llegaron, se pusieron a trabajar.

Por un momento, Don Fernando incluso olvidó llamar a Don Melchor.

Los artículos que trajeron de la subasta no son fáciles de manejar; Ana tiene que ocuparse de ellos uno por uno.

En cuanto a Don Fernando, también tenía algunos amigos que lo buscaban.

Cuando finalmente terminó de ocuparse, ya era hora de salir del trabajo, y aunque intentó llamar a Don Melchor, no logró comunicarse y decidió posponer el asunto.

Ana acababa de fichar al salir del trabajo cuando recibió una llamada de Elena.

Elena había ido al mercado a comprar verduras y se resbaló, cayendo y fracturándose la espinilla.

En estos días, Francisco ha estado muy ocupado y Manuel entró a un set de filmación para actuar, ninguno de los dos contestó sus teléfonos, por lo que Ana fue directamente al hospital tras recibir la llamada.

Por suerte, un buen samaritano había llevado a Elena al hospital.

En el camino, Ana llamó a Alejandro: —Hoy no podré ir a Casa García, díselo a mi abuela por mí.

Por miedo a que Alejandro se preocupara y también para no alarmar a abuela García, no dio muchos detalles por teléfono.

Ana colgó rápidamente, sin darle a Alejandro la oportunidad de preguntar el motivo.

Alejandro miró pensativo el teléfono.

Si no fuera algo urgente, Ana no faltaría a su visita a Casa García; incluso si él está ocupado, Ana siempre encuentra tiempo para visitar a la abuela.

Sus dedos golpearon la pantalla del teléfono.

Encontró el número de Pablo.

¡Eso es Alejandro!

—

Ana llegó rápidamente al hospital.

Ya habían enyesado la pierna de Elena.

—Anita, no te preocupes. El doctor dijo que es una fractura leve, no es nada grave,— intentó tranquilizar a Ana, Elena.

A su edad, los huesos son más frágiles.

Cuando trabajaba en la hacienda, solía caerse y nunca se fracturaba.

Ana sabía que Elena no quería que se preocupara, así que tomó las radiografías y el informe médico que estaban a un lado, —Mamá, voy a hablar con el doctor para ver si hay algo en especial que debamos tener en cuenta.

—Está bien.

Elena se sentó en una silla del pasillo a esperar a Ana.

Un paciente al lado elogió a Elena, comentando lo devota que era su hija.

Elena sonrió y asintió, cuando de repente algo captó su atención y, casi por instinto, se levantó.