Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 758

Se jacta de su asociación con personas de renombre como si fuera un perro leal a los pies de Patricia.

Leal y ridícula.

Ana reprimió su impulso de sonreír y miró fríamente a los dos frente a ella: —Todavía estás a tiempo de disculparte conmigo.

—¿Por qué debería disculparme si no he dicho nada incorrecto? Si te atreves a prostituirte, no deberías temer a los rumores. ¿Crees que no podríamos hacerte expulsar fácilmente de la ciudad A?— replicó su amigo con una risa burlona.

Patricia pareció divertirse con el comentario: —Hay cosas que simplemente no se deberían decir tan abiertamente, pues te hacen quedar mal.

Tras eso, decidió que no quería perder más tiempo con Ana y le indicó a su amigo, —Vámonos.

—Estábamos disfrutando hasta que llegó esta molestia.

—No vale la pena por ella.

Los dos siguieron hablando mientras subían al coche estacionado y se alejaban del aparcamiento.

Ana observó cómo se alejaba el coche y arqueó una ceja.

¿Quién habrá estado difamándola ante Patricia?

¿Que ella vendía su cuerpo?

Espera que no haya sido Alejandro.

—

En el coche.

Patricia recibió una llamada del empleado de la casa de subastas.

—Mmm, envíalo a la dirección que dejé.

Una vez que Patricia terminó la llamada, su amigo comentó con una sonrisa, —Cuando subastaste esas dos antigüedades, la expresión de Ana era digna de verse, debería mirarse en el espejo antes de intentar competir contigo.

Patricia no sabía por qué, pero se sentía un poco incómoda.

Pensando en cómo Ana le había exigido una disculpa tan justamente, se sintió aún más molesta.

—Me has hecho recordar algo, voy a preguntarle a Caio por WhatsApp si sabe algo sobre Don Fernando y Ana, después de todo, Don Fernando es mayor y fácilmente manipulable por una mujer joven.

—Creo que es una buena idea.

—

Caio estaba ocupado.

Solo pudo revisar WhatsApp durante su almuerzo.

¿A Ana?

Una sonrisa irónica se dibujó en sus labios. Parecía que Patricia había entendido todo mal.

Su padre no había ido a la subasta para complacer a nadie.

—

Al llegar a casa, Patricia revisó instintivamente su teléfono.

No había nuevos mensajes.

Habían pasado varias horas y no podía creer que Caio no lo hubiera visto.

¿Por qué no le respondió?

¿Será que a Caio no le importa si alguien engaña a Don Fernando?

¿O quizás piensa que no es importante?

Después de todo, en su círculo social, no es raro que ocurran cosas extrañas.

Hay todo tipo de comportamientos.