Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 804

Ana había pagado un año de alquiler de su apartamento y solo había recuperado algunos artículos personales, que eran todo lo que necesitaba.

Pero el asistente Eduardo no parecía dispuesto a dejar pasar nada.

—Ya he recogido todo, Señora Ana. Revise si falta algo más; mañana puedo volver por lo que haga falta. —Dijo Eduardo con notable iniciativa.

Alejandro, sentado en el sofá, parecía mucho más relajado al ver todas esas cosas.

—Gracias, te has esforzado. —Dijo Ana con un significado profundo en su mirada hacia Eduardo.

Ella no creía que Eduardo pudiera ignorar la tensión palpable entre ella y Alejandro.

Al traer tantas cosas, ¿no terminaría ella llevándoselas todas de nuevo después de un tiempo?

Eduardo ignoró la mirada de Ana.

Tenía sus propios motivos.

Después de todo, creía que el presidente García y Patricia no eran una buena pareja. Conocía a Patricia y, aunque no podía explicar esta intuición, sentía que Ana y el presidente García eran perfectos el uno para el otro; solo con Ana, el presidente García mostraba un lado más humano.

...

En la Casa García.

Marta examinó un montón de frutas y verduras frescas colocadas frente a ella.

Eran productos que ellos mismos cultivaban, vegetales orgánicos sin pesticidas ni fertilizantes.

—Mañana enviaremos todo esto.

Antonio respondió con una sonrisa: —Por supuesto, señora Marta.

De hecho, estos productos frescos eran enviados diariamente a la Villa Estrella del Mar por los sirvientes.

Pero al descubrir que los dos jóvenes se habían separado repentinamente, Marta estaba muy preocupada y encontró una excusa para visitar la Villa Estrella del Mar al día siguiente, justo después de enterarse de que la señora Ana se había mudado de vuelta allí.

—Mi nieto realmente... ¡ay! Ni siquiera puede mantener el corazón de Ana. —Se quejó Marta.

Antonio solo pudo sonreír a su lado: —A veces los jóvenes discuten, es normal. Discuten un poco y pronto se reconcilian, no pasará mucho tiempo antes de que estén bien de nuevo, no se preocupe demasiado, señora Marta.

—Mañana iré a ver qué está pasando, siempre he sospechado que tiene que ver con Patricia de la familia Jiménez. Hace un par de días, Melchor visitó la casa ancestral de los García, y las intenciones son obvias. Humph, no vino a buscarme, seguramente porque sabía que lo detendría. Pero ahora no es cuestión de impedirlo o no, ya que Alejandro y Ana han firmado el certificado de matrimonio y son oficialmente esposos, cualquier plan que tengan será en vano. —Dijo Marta con un tono frío.

Antonio asintió repetidamente: —Tiene razón, Señora Marta.

Mientras esperaba, aburrida, sacó su teléfono y navegó por él.

En el grupo de chat de sus compañeros de secundaria, todos estaban charlando.

Vio el avatar de Alejandro.

Alejandro rara vez aparecía en ese tipo de chats.

Pensando en lo distante que se había vuelto Alejandro hacia ella, sentía como si algo le obstruyera el pecho.

Esto no podía seguir así.

Inoportunamente, pensó en Ana.

Esa Ana, tendría que idear otro plan...

...

Al día siguiente, Marta llegó a La Villa Estrella del Mar a las tres de la tarde.

Alejandro había regresado antes.