Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 803

¿No es demasiada coincidencia?

¿Todos los conocidos en el mismo vuelo?

Ignacio también estaba sorprendido; no esperaba encontrarse con Ana y Alejandro en el vuelo de regreso.

Y, por supuesto, estaba Pablo.

Cuando Alejandro vio a Ignacio, su mirada era fría y, con un leve asentimiento, lo saludó.

Ana sonrió y saludó: —Presidente Ignacio.

Ignacio se acercó: —Presidente García, señorita Ana, Pablo, qué coincidencia. —Notó la frialdad y la sutil hostilidad en la mirada de Alejandro, que pasaba desapercibida para la mayoría.

Conversaron brevemente.

Principalmente, Pablo e Ignacio no paraban de hablar.

Poco después, embarcaron.

Durante el vuelo, nadie habló mucho.

Hasta que el avión aterrizó.

Ignacio y Pablo fueron los primeros en irse, aún creían que Ana y Alejandro volverían juntos a casa, sin saber que Ana ya se había mudado de la Villa Estrella del Mar y que ahora estaban separados.

Después de recoger el equipaje, Ana le dijo a Alejandro: —Tomaré el autobús del aeropuerto, me lleva directo a donde estoy viviendo.

El asistente Eduardo, al oír esto, no pudo evitar sorprenderse internamente, ¿aún no se han reconciliado?

En el avión, aunque no hablaron mucho, parecía que no había problemas entre ellos.

¿Y ahora aún van a seguir separados?

¡Esto es un gran problema!

El destino incluso ayudó tanto, haciendo que el presidente García se resfriara y pasaran una noche en el hotel, ¡y aún así no se reconciliaron!

Alejandro, con los labios apretados y los ojos entrecerrados llenos de ira, casi gritó: —¡Aún no estamos divorciados!

—No hay diferencia entre divorciarnos ahora o en unos días. Cuídate, me voy. —Ana, decidida, tiró de su maleta, dispuesta a irse.

Si se quedaba más tiempo, realmente temía empezar a reconsiderar.

Justo en ese instante, pensó que Alejandro no quería perderla, que intentaba salvar su matrimonio, recordándole que no debería vivir fuera.

Una escena de él y Ana en el restaurante el día anterior.

Involuntariamente, sus labios se curvaron hacia arriba.

[Señor Ignacio, alguien ha tomado fotos suyas y de la señorita Ana y están investigando la identidad de ella, ¿debo detenerlos?]

Ignacio, con una mirada profunda y semicerrada, emanando un aura de severidad, hizo una llamada.

—Evita que descubran a Ana, ocúpate personalmente de esa persona. Si alguien más se atreve a molestar a Ana en secreto, infórmame de inmediato.

—Sí.

...

En la Villa Estrella del Mar.

El asistente Eduardo fue rápido, llegando solo cuarenta minutos después que ellos.

Casi todas las cosas de Ana en el apartamento alquilado fueron devueltas.

Mirando el montón de cosas frente a ella, sus labios se torcieron ligeramente, algo sin palabras al ver la sonrisa en el rostro del asistente Eduardo.