Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 881

En realidad, Salvador sabe cómo hacer feliz a una mujer.

Con unas pocas palabras, puede hacer que alguien crea que la ama profundamente.

—Bueno, a mí también me gusta que me mimes. —Pensó Sofía, quien también creía que Salvador realmente era ese tipo de persona que, con solo un gesto, una mirada o un toque, lograría hacerla volver a su lado.

Además, Salvador le había dicho que entre él y Lourdes solo se trataba de un matrimonio arreglado por la familia, y que en su momento encontraría una excusa para romper el compromiso con Lourdes.

Mientras conversaban, solo tenían ojos el uno para el otro y no notaron a Ana ni a Ignacio.

Cuando se acercaron más, fue cuando finalmente los vieron.

Al ver a Ana, el rostro de Sofía cambió levemente, y apretó la mano de Salvador con fuerza.

Salvador no le prestó mucha atención. Primero saludó a Ana: —Qué casualidad, ¿nos encontramos aquí? Tú, ustedes...

Miró a Ignacio.

¿Cómo es que Ana estaba acompañada de Ignacio en el hospital?

—Vine a ver a un amigo, ¿y ustedes qué hacen aquí? —Ana echó un vistazo a la mano de Salvador, que aún estaba entrelazada con la de Sofía.

¿Cuándo estaban juntos ellos dos?

¿Y Salvador sabe algo sobre Sofía?

Cuando vio que Sofía evitaba mirarla directamente, comenzó a adivinar lo que pasaba.

Parece que Salvador no sabía nada.

Salvador no intentó ocultar su relación con Sofía, y sin ningún reparo, dijo: —Sofía no se siente muy bien, así que la traje para que le dieran una consulta de urgencias.

Aunque Sofía no dijo nada, no dejaba de observar de reojo a Ana y a Ignacio.

Parecían muy familiares entre sí.

Debería investigar más sobre la relación entre Ana e Ignacio.

Así, tendría un punto débil de Ana en sus manos.

Salvador frunció el ceño: —No digas tonterías. Ana no es la persona que tú piensas, y no tiene nada que ver con Ignacio como tú imaginas.

Aunque no entendiera por qué Ana estaba con Ignacio en el hospital, sabía con certeza que Ana no era como Sofía la pintaba.

—¿Por qué la defiendes tanto? Si apenas la has visto unas cuantas veces, ¿verdad? Salvador, dime la verdad, ¿acaso te gusta Ana? Es guapa, trabaja en el equipo de Fernando, es bonita y capaz. Alejandro la quiere, Ignacio tal vez también, y tú... ¿es que también te gusta? —Sofía lo interpeló con desconfianza.

¿Por qué todos parecen gustar de Ana?

¡¿Por qué?!

El rostro de Salvador se endureció de inmediato: —¿Qué estás diciendo? Si Ana escucha esto, ¿cómo voy a mirarla a la cara después? Me gusta Ana, pero no de la forma en que piensas. Ella se merece mi respeto. Y no quiero volver a oírte hablar así.