Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 882

Sofía estaba atónita, no podía creer que Salvador la regañara para defender a Ana.

De inmediato, su cordura se desplomó.

Con ira, dijo: —¿Cómo te atreves a gritarme por Ana? Salvador, ¿puedes decirme que no sientes nada por ella? ¿O sientes algo por ella pero no te atreves a expresarlo? Sabes que Ana es la esposa de Alejandro, por eso no te atreves a mostrar tu afecto abiertamente, ¿verdad?

Así debe ser, seguro que es así. Ana es tan mala, siempre demostrando su atractivo por todos lados.

De lo contrario, Alejandro no habría sospechado de ella.

Y ella no habría perdido toda esperanza frente a Alejandro.

Salvador estaba algo desconcertado, incluso sorprendido. La Sofía frente a él le resultaba completamente ajena.

La expresión mezquina y celosa de ella era completamente distinta de la imagen que tenía de la chica vulnerable que necesitaba protección.

La Sofía frente a él ahora le daba miedo.

Salvador empujó a Sofía ligeramente: —Creo que no te conozco tan bien como pensaba. Ve al doctor tú sola, necesitamos calmar los ánimos.

Sofía dio un respingo, de repente se quedó quieta. Con rapidez, sujetó el brazo de Salvador para evitar que se fuera.

Con los ojos rojos y brillantes, llenos de lágrimas, dijo con una voz suplicante: —Salvador, perdóname, es que me importa tanto lo que sientas por mí. No quise acusarte injustamente con Ana, fue un impulso, no fui lo suficientemente racional.

Salvador la miró fijamente durante un buen rato.

Ese sentimiento de extrañeza hacia Sofía volvió a invadirlo.

Parece que, en los últimos días, realmente no había tenido la calma suficiente para pensar en por qué Sofía de repente había decidido buscarlo.

¿Era cierto lo que decía Sofía, que después de todo lo que había pasado, había descubierto que la persona que realmente le gustaba era él?

Sofía observó los ojos de Salvador, donde aún permanecían la desaprobación y la duda, lo que la hizo sentirse aún más nerviosa. En su interior, le recordó a sí misma que no podía actuar de manera tan impulsiva en el futuro, debía ser más racional.

...

A las nueve y media de la noche, Ana salió de la ducha.

Pasaron unos diez minutos antes de que él hablara: —Hoy es el aniversario de la muerte de mi madre.

¿El aniversario de la muerte?

Ana sintió un toque en su corazón.

Se giró y lo abrazó con fuerza.

Ambos se abrazaron estrechamente.

Ana podía sentir con claridad que Alejandro estaba profundamente abatido.

La madre de Alejandro se suicidó saltando desde un edificio, y para él, la muerte de su madre fue una herida que jamás sanaría. Marta se lo había contado a Ana.

Cuando ocurrió aquello, Alejandro era aún muy pequeño, y vio con sus propios ojos cómo su madre se quitaba la vida, mientras su padre andaba con otra mujer. Una familia que parecía perfecta se desmoronó de repente, y lo único en lo que podía confiar era en sí mismo.

De lo contrario, los miembros de la familia García serían como lobos salvajes, dispuestos a arrebatarle todo lo que tenía.