Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 883

No se sabe cuánto tiempo pasó.

Los dos abrazados se quedaron dormidos.

Ana despertó a las tres de la mañana, se dio cuenta de que la luz estaba encendida, se levantó de la cama, apagó la luz y volvió a acostarse.

Probablemente porque Alejandro necesitaba especialmente a alguien a su lado esa noche, tan pronto como regresó a la cama, él la volvió a atraer hacia su abrazo.

Los hábitos se forman sin darse cuenta. Al principio, no estaba acostumbrada a que Alejandro la abrazara para dormir, pero ahora ya podía quedarse dormida con facilidad.

Era como vivir con Alejandro. A veces pensaba que tal vez podrían seguir adelante juntos.

—¿Vamos este fin de semana a ver mi empresa? —Dijo Alejandro de repente.

A esa hora de la noche, la voz de Alejandro sonaba clara y despierta.

Ana aceptó: —Está bien.

A la mañana siguiente, mientras desayunaban, charlaban de manera casual. Ana mencionó que el día anterior se había encontrado con Salvador y Sofía en el hospital.

—La familia Blanco no va a dejar que estén juntos. —Dijo Alejandro.

Ana no comentó más al respecto.

Podía notarse que Alejandro ya sabía sobre la relación de Salvador y Sofía.

En cuanto a lo que sucedió entre Sofía y Narciso, Salvador probablemente se enteraría pronto.

...

El director y los profesores de la Escuela Secundaria Llanoazul fueron al hospital a visitar a Haila y Teresa.

Haila nunca había mencionado su situación económica en la escuela, por lo que el director y los profesores no sabían que su familia era tan prominente.

Además, el hermano de Haila era bastante problemático.

Los padres de algunos de los compañeros de clase de Haila llegaron a la escuela llorando, pidiendo que los liberaran, diciendo que se quedaron sin trabajo de repente.

Algunos de esos chicos provienen de familias con negocios, otros son hijos de líderes de entidades públicas, y uno de ellos es su sobrino. Hoy, o bien la empresa enfrentó un gran desastre, o fue despedido. Estaban realmente desesperados, sin otra salida.

Además, la escuela no puede tener escándalos. Si eso ocurre, el director, que está por jubilarse, teme que no pueda hacerlo tranquilamente si algo así sale a la luz.

—¡Mentiras! —Ignacio dijo con frialdad.

El director y los profesores cambiaron de expresión al instante.

—¿Tú...?

—Ellos después se jactaban con sus compañeros, ¿eso es saber que cometieron un error? ¿Ustedes son ignorantes o soy yo el ignorante? Ustedes también tienen hijas, ¿verdad? ¿Qué tal si las acosan y luego voy a pedirles perdón a ustedes? ¿Qué opinan? —Ignacio sonrió de forma malévola, retorciendo sus palabras en una malévola contrarrespuesta.

—Usted... no puede hacer esa suposición. —El director y los profesores estaban aterrados.

Ignacio sonrió y dijo: —No es una suposición.

El director y los profesores quedaron completamente atónitos.