Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 906

Los últimos tres discutían ida y vuelta sin llegar a ninguna conclusión.

Cuando llegue el momento, dejaremos que Isabel elija.

Después de charlar un rato con los tres ancianos, Ana y Alejandro fueron los primeros en dejar la Casa García.

En el camino de regreso, los labios de Ana estaban visiblemente sonrientes, se veía claramente feliz.

Alejandro le pasó una botella de agua. —¿Estás contenta?

—Sí, Isabel vendrá a Ciudad A. ¡Realmente la extraño! También estaba preocupada por ella, su salud no ha sido tan buena como antes en estos dos años. Temía que no pudiera cuidarse sola. Ahora, ella escribió una carta solo para tranquilizarnos. No quiere que nos preocupemos. Ver que la abuela y los demás extrañan a Isabel tanto como yo, realmente me hace feliz por Isabel. —Respondió Ana.

—He escuchado a la abuela hablar sobre Isabel antes, ella es una leyenda en los ojos de muchos ancianos en Ciudad A. —El tono de Alejandro también se suavizó.

Ana asintió ligeramente: —En mis ojos, Isabel puede hacer cualquier cosa. Es realmente increíble, recuerda todo lo que lee después de verlo solo una vez, y todo lo que predice se cumple.

—¿Cuándo aprendiste a restaurar antigüedades con Isabel?

—Probablemente cuando tenía cinco años. Era muy traviesa en ese entonces, pero me calmaba cuando iba a casa de Isabel. Realmente me gustaba estar con ella.

...

Sin darse cuenta, los dos hablaron todo el camino.

No fue hasta llegar a la Villa Estrella de Mar que finalmente volvieron en sí.

Era raro que charlaran tanto tiempo.

Al entrar en la casa, Alejandro de repente abrazó a Ana por detrás.

La espalda de Ana estaba presionada contra el pecho de Alejandro.

A través de la tela de la ropa, parecía que podía sentir claramente su fuerte latido del corazón.

—Estamos bien así. —Dijo él.

Ana al principio se sorprendió, luego sus ojos y cejas se curvaron ligeramente: —Sí, está bien así.

Ella sentía que Alejandro realmente tenía la intención de continuar este matrimonio con ella.

En cuanto al resto...

Quizás algún día él se enamorará de ella.

Al escuchar esto, Ana guardó su teléfono y no preguntó a Ignacio.

Dado que Haila le había dado a Pablo su nuevo número, esto significa que no se opone a ver a Pablo y a otros viejos amigos.

—¡Le llamaré!

Pablo rápidamente hizo la llamada.

Los pocos segundos de espera se sentían como una cuenta regresiva lenta, y estaba un poco nervioso, temiendo que Haila no respondiera.

Afortunadamente, después de unos pocos tonos, Haila contestó.

—Haila, tú...

Pablo apenas empezó a hablar y no sabía cómo continuar.

—¿Qué tú ni qué tú? Habla rápido, no te quedes ahí parado. Estoy viendo una serie de televisión, no estoy aquí para escuchar tus vacilaciones. —Dijo Haila con su habitual falta de cortesía.

Pablo se sintió inmediatamente un poco emocionado: —¿Puedo ir a verte ahora?

Haila guardó silencio unos segundos: —Está bien, ven.