Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 916

En las fotos, Alejandro y Patricia tienen caras juveniles, claramente tomadas durante sus años de estudiante.

Hay muchas fotos, y Carlos se las mostró una por una a Ana.

Su objetivo era que Ana comprendiera lo que realmente pasaba con Alejandro, que no dejara que las dulces palabras de él la engañaran.

En todas las fotos, ambos siempre se miran el uno al otro.

No sabía si era el ambiente creado a propósito en las fotos o si la conexión entre ellos era tan profunda, pero la sensación que transmitían era de un amor muy fuerte entre los dos.

Y además, ambos eran increíblemente guapos, por lo que cada foto parecía una escena de una serie de amor escolar, tan hermosa que provocaba envidia.

—¿Lo ves? Alejandro y Patricia son de mundos iguales. Ahora solo están enredados por algunos malentendidos, cada uno queriendo demostrar quién es más importante para el otro. Tú, Ana, eres solo una piedra en su camino, una forma de que se aclaren los sentimientos que tienen el uno por el otro, nada más. —Carlos enfatizó cada palabra, con fuerza.

Su intención era que, a través de su accionar, Ana dejara de tener esperanzas en Alejandro.

Ana desvió la mirada y luego levantó la vista hacia Carlos: —¡Lárgate!

Decir más sería rendirse a los juegos calculados de Carlos.

El rostro de Carlos cambió al instante, pero pronto recordó su verdadero objetivo al regresar a la Ciudad A. Sus ojos se pusieron rojos y casi adoptaron una actitud suplicante: —Cariño, aún podemos volver al pasado. Ellos tienen su juventud y su amor, ¿y nosotros no? Nuestra relación fue tan hermosa, cuántos nos envidiaban… Solo necesitas arrepentirte, y todo volverá a ser como antes.

—Este es el anillo de compromiso que elegí para ti. Cuando lo vi, supe que debía ser tuyo. Cariño, ¡cásate conmigo! Te prometo que en esta vida solo te amaré a ti y jamás me fijaré en otra persona.

Con cada promesa, su voz estaba llena de emoción.

Si hubiera sido un año atrás, tal vez esta profunda emoción aún podría engañar a alguien.

Ahora...

Solo son lágrimas falsas.

—¿¿La policía?? Alguien me está acosando, justo en... —Ana marcó inmediatamente el número de la policía.

Después de escuchar tantas tonterías de Carlos, lo único que quería era saber qué más podía hacer Carlos.

Luego, la sostuvo y la llevó hacia la acera.

Poco después, un coche llegó.

En ese momento, varios compañeros del edificio pasaron por allí.

Al ver a Carlos llevando a una chica hacia la acera, no pudieron evitar mirar un poco más de cerca: —Esa chica se parece un poco a Ana.

—¿De verdad?

Todos miraron en su dirección.

Lamentablemente, no podían ver su rostro, ya que su cara estaba oculta en el hombro de Carlos.

Además, parecía como si estuviera muy borracha.