Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 970

Después de regresar a la habitación, Ana no comenzó a empacar inmediatamente.

De hecho, no había mucho que empacar; simplemente había sacado su pijama y productos para el cuidado de la piel de su maleta y los había metido de vuelta de forma sencilla.

Beatriz parecía no estar de buen humor, se sentó apenas entró.

—Me quedaré contigo,— dijo Ana.

Beatriz negó con la cabeza, —Aunque evitemos esta vez, habrá una próxima. Bryan ha regresado al país de Piedraplata, seguramente quiere hablar las cosas con calma. No quiero seguir arrastrando esto; si él tiene alguna duda o pensamiento, que lo aclare hoy.

Ella pensó que el divorcio sería el fin de todo, pero no esperaba que el divorcio significara el comienzo de algo nuevo.

Ana asintió, sabiendo el grado de preocupación de Bryan por Beatriz, entendiendo que no la lastimaría.

Y esto sucedía en un hotel.

Pasaron unos diez minutos y Alejandro llamó.

—Espérame unos minutos, estoy bajando.

—No hay prisa.

Beatriz acompañó a Ana a bajar.

Al ver a Alejandro, no pudo evitar decir: —¿El presidente Alejandro no soportó estar separado de Anita ni un día? Pensaba pasar otra noche con Anita, pero llegaste y te la llevaste.

Alejandro lo admitió de inmediato, su mirada se fijó en Ana y no se desvió, —Es verdad, no lo soporto.

Beatriz no esperaba que Alejandro lo admitiera tan abiertamente, y por un momento no supo qué decir.

Ana se sonrojó un poco al escuchar, las palabras de Alejandro ahora eran tan ambiguas que, si no fuera lo suficientemente sensata, realmente creería lo que él decía.

—Yo me voy ahora, si tengo tiempo nos vemos en estos días, cuídate,— le dijo a Beatriz.

Regresaron apenas dos días después, era evidente por quién había vuelto Bryan.

Ahora había ido directamente a buscar a Beatriz.

Luego, Bruno miró de reojo a Mauricio.

Mauricio tenía el rostro inexpresivo.

Pero, habiendo trabajado juntos durante muchos años, podía decir que Mauricio estaba enojado.

—¿Quieres que llame a Beatriz? ¿Que venga a encontrarnos? Solo invento una excusa,— preguntó Bruno.

Mientras hablaban, ya estaban frente al ascensor.

El ascensor se había detenido en el noveno piso.