Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 983

Bajo la tenue luz, la pantalla iluminada mostraba claramente el nombre de Ignacio.

Era una llamada internacional.

Ella respondió, —Señor Ignacio.

Ignacio parecía apurado: —Disculpe la molestia, ¿está disponible ahora? ¿Podría venir aquí?

—Me encuentro en el país de Piedraplata, no estoy en nuestro país. Por lo tanto, no puedo ir, ¿ocurre algo?—Ana encendió la luz de inmediato, ya que de todos modos no podía dormir, y ahora mucho menos.

Debía ser algo grave con Hailita para que Ignacio estuviera tan preocupado.

¿No había estado Hailita algo inestable emocionalmente últimamente? Además, ella había empezado en una nueva escuela y se llevaba bien con los nuevos compañeros. Pablo también mencionó que Hailita no había sido demasiado afectada por esos asuntos.

Ignacio continuó: —Nosotros también estamos en el país de Piedraplata. Hailita me mencionó hace unos días que habías venido aquí. Llegamos hace dos días, siguiendo el consejo del psicólogo de venir a distraernos un poco, pero hoy, mientras paseábamos, presenciamos cómo unos chicos acosaban a una chica, y desde que volvimos al hotel Hailita ha estado muy decaída. Acaba de dormirse y tuvo una pesadilla, despertó asustada y no me permite acercarme. Llamé al psicólogo, pero se resiste a hablar, y ahora solo puedo pensar en llamarte. Realmente lamento interrumpir tu luna de miel con el presidente Alejandro.

—Hoy él precisamente tenía que atender un asunto y no está, ¿dónde están hospedados? Tomaré un taxi para ir a verlos.— Ana ya se había levantado y estaba recogiendo su ropa.

—Te enviaré la dirección y mandaré a alguien a recogerte. No es muy seguro por aquí durante la noche, y me preocuparía saber que estás sola,— Ignacio hizo una pausa de unos segundos antes de continuar.

Ana reconoció que tenía razón, la seguridad aquí no era como en España, y ella no estaba muy familiarizada con el lugar.

Después de esperar unos veinte minutos, el conductor de Ignacio llegó a recogerla.

Pronto llegaron a su destino.

Se detuvieron frente a una villa.

Ignacio esperaba en la puerta, y cuando la vio bajar del coche y acercarse, su expresión se tensó por un instante, pero rápidamente fue reemplazada por preocupación.

—Lo siento, otra vez por causarte molestias,— dijo él.

Ana, con una expresión seria, respondió, —No tienes por qué ser tan formal conmigo. Para mí, Hailita es como una hermana menor. Llévame a verla.