Mi Pareja Tiene Dos Lobos romance Capítulo 133

La Perspectiva de Blake

Después de empacar mis cosas, iba a preguntarle a Catherine si quería ir conmigo. Podría llevarla en coche al trabajo.

Pero tan pronto como me levanté, vi a Catherine irse sin mirar atrás.

Bajo la mirada de Dowen, calmadamente tomé una respiración, cogí la llave y también me fui.

Conducía solo y no pude evitar acelerar para alcanzar el coche de Catherine.

De repente, sentí una sensación de peligro acercándose. Reduje la velocidad y miré alrededor a través de la ventana.

El paisaje circundante era muy bueno y no había nadie escondido en la hierba.

Entonces, ¿qué me hizo tener tal sentimiento?

Justo cuando estaba confundido, el sentimiento me atacó de nuevo, y fue aún más violento.

"Leroy, ¿qué está pasando?". Desperté a mi lobo interior.

"Catherine está en peligro", Leroy guardó silencio por un momento y luego respondió.

"¿Qué dijiste?". De repente me puse nervioso. "¿Dónde está ella?".

"En el bosque de adelante". Leroy también estaba muy ansioso. Pisé el acelerador y el coche se dirigió rápidamente hacia el bosque de adelante.

El paisaje fuera de la ventana del coche pasaba rápidamente, pero aún sentía que el coche no iba lo suficientemente rápido. Pisé el acelerador a fondo y, en menos de un minuto, conduje hacia el camino del bosque.

Entonces vi el coche de Catherine en medio de la carretera. Puse el pie en el freno y los neumáticos chirriaron fuertemente en el camino.

Salté del coche y vi un coche delante de Catherine. Un lobo amarillo-negro agarraba constantemente la puerta del coche con garras enormes.

"Catherine", grité, pero no hubo respuesta, así que corrí inmediatamente hacia ella.

Cuando el lobo vio que no huía, sino que corría hacia él, dejó de atacar la puerta del coche y me aulló vigilante.

"Maldito, ¡rebelde!". Apreté los dientes.

"Leroy, ¡cambia!", le dije a mi lobo en mi mente.

"Relájate, Blake. Déjame encargarme", respondió Leroy.

Relajé mis nervios tensos y Leroy rápidamente tomó el control de mi cuerpo. Un dolor enorme y familiar barrió todo mi cuerpo y mis huesos comenzaron a moverse, haciendo sonidos crujientes.

Miré hacia abajo a mis dedos estirándose, uñas afiladas creciendo en las puntas, y mi ropa estaba rasgada, pero no me importaba. Gateé.

La fresca brisa del bosque penetró mi cabello. Sacudí mi cabello y mis miradas se fijaron en el rebelde.

Vi miedo en sus ojos.

Aulló con advertencia, pero su voz ya había comenzado a temblar. Sus patas traseras se movieron hacia atrás y me di cuenta de que estaba a punto de huir.

Con mis patas traseras gruesas golpeó fuerte en el suelo, y en el momento en que se giró, arañó directamente su espalda.

Él soltó un grito miserable y luego se revolcó en el suelo. Yacía en el suelo, con la espalda sangrando.

"Por favor... por favor, déjame ir". Hizo un gesto de sumisión.

"No se permite que ningún rebelde actúe salvajemente en mi territorio", le miré fríamente. Él quería hacer un movimiento desesperado, pero yo era más rápido cuando era un lobo.

La mujer en mis brazos estaba inconsciente. Aunque estaba ansioso, no pude evitar mirarla.

Nunca tuve la oportunidad de evaluarla antes, porque cada vez que la veía, siempre éramos fríos el uno con el otro y discutíamos.

En ese momento, ella estaba acostada tranquilamente en mis brazos como un bebé, lo cual era muy raro.

Su piel era clara. No fruncía el ceño, lo que hacía que su cara aún más hermosa y delicada. Sus pestañas rizadas eran largas y distintivas.

Mirándola así, me di cuenta de que se parecía mucho a Hedwig en el sentido de que era tan tranquila.

No sabía si era por mi mirada o porque el período de mareo había pasado. De todos modos, Catherine se despertó gradualmente.

Cuando ella abrió sus ojos, me vio.

"Es que...". La primera reacción de Catherine fue liberarse de mi abrazo.

Inmediatamente dije: "¡No te muevas! Estás herida".

Catherine se sobresaltó por mi grito e incluso olvidó liberarse de mis brazos.

"Había un rebelde". Ella quedó atónita, pero aún recordaba lo que había sucedido antes.

Tomé un pañuelo y limpié suavemente la sangre de sus dedos. Le dije en voz baja: "No tengas miedo. Es solo una herida en la piel. Iremos al médico de la manada real".

Catherine no pudo evitar gemir. No se atrevió a tocar la herida en su brazo de nuevo y dijo enojada: "¿Por qué había un rebelde aquí? Era tan peligroso".

"Ya he enviado a alguien para investigar. No permitiré que ningún crimen de rebeldes en mi territorio. Si se trata de un rebelde común, fortaleceré la defensa. Si fue una farsa, debes ser más cuidadoso".

Catherine tembló y sus ojos se abrieron. Me miró y preguntó: "¿Estás diciendo que no fue un accidente?".