Mi Pareja Tiene Dos Lobos romance Capítulo 134

La Perspectiva de Catherine

Me quedé tan impactada cuando escuché lo que dijo Blake.

Me miró y me reconfortó en voz baja. "No te preocupes. Sabremos qué pasó. Por ahora, iremos al médico".

Pensé que lo que él dijo era razonable, así que dejé de especular.

Cuando me calmé, me di cuenta de que todavía estaba acostada en sus brazos. Por alguna razón, mi cara estaba ardiendo.

"Déjame levantarme. Me siento incómoda así". Luché por incorporarme.

Sin embargo, al mismo tiempo, parecía que el coche tembló por un bache. Debido a esto, mi cuerpo cayó débilmente en sus brazos.

Un destello de sonrisa cruzó por la cara de Blake mientras aconsejaba en voz baja: "No te muevas. Te está dando vueltas la cabeza. ¿Cómo puedes quedarte bien?".

"Estoy bien", dije tercamente, pero dejé de intentarlo.

Sin embargo, mientras yacía en sus brazos, estábamos tan cerca el uno del otro. Sentí la intensa masculinidad que emanaba de su cuerpo, lo cual me hizo sentir aún más mareada.

Cerré los ojos y fingí dormir.

Porque no tenía idea de cómo enfrentarlo en una posición tan íntima. Solo sentía que mi cuerpo estaba presionado contra su piel, ardiendo de calor.

Cuando estábamos a punto de salir del coche, Blake recibió una llamada.

"King Blake, encontramos una foto de Catherine y la dirección de su lugar de trabajo en el coche del rebelde".

Las miradas de Blake se oscurecieron al instante y dijo con una cara fría: "Entonces, ¿alguien encontró deliberadamente al rebelde para atacarla?".

"Sí, King Blake".

"Entiendo. Cuéntale a Henry sobre esto y pídele que investigue un poco". Colgó el teléfono y me miró.

"No fue un accidente. Alguien quería hacerte daño". La profunda y poderosa voz de Blake me hizo temblar.

En realidad, acabo de escuchar lo que se dijo por teléfono.

¿Alguien quería hacerme daño?

¿Quién fue?

Hasta ahora, había ofendido a tres personas.

Gina fue la primera. Estaba segura de que me odiaba profundamente.

La segunda era Vanessa. Debería tener rencor hacia mí, porque la despedí.

Y la otra era Lorelei. Mi borrador de diseño se filtró, lo que provocó que se burlaran de ella.

Mi cabeza estaba mareada y no podía decir si era una de esas tres personas.

La puerta del coche se abrió y yo quería bajar. Pero Blake era tan dominante que no pude decidir por mí misma.

Me llevó nuevamente.

Apenas podía respirar. Fue tan vergonzoso que Blake me llevara como si fuera un bebé delante de toda la gente.

"Blake, déjame bajar...". Enterré mi rostro en sus brazos y no me atreví a mirar a la gente a mi alrededor. Solo sentía cómo mi corazón latía descontroladamente.

"No te muevas. ¡Sé bueno!". Escuché su voz baja y magnética, haciéndome tensar de nuevo.

Lo miré, atónita por un momento. Justo cuando decidí ir a trabajar, Blake dijo de nuevo: "¿Me escucharás por favor? ¿Cómo debo enfrentar a los niños si te lastimas de nuevo? Tú eres su madre. Debo mantenerte a salvo".

Mi corazón tembló. Al final, me rendí.

"Está bien. Me iré a casa. Gracias", me volví educada.

Regresé a casa. Cuando Howard me vio, se sorprendió. "Catherine, ¿qué le pasó a tu brazo? ¿Está herida?".

"Sí. Estaba en camino cuando un rebelde me atacó, pero tuve suerte. Blake llegó a tiempo", dije burlonamente y toqué la gasa. Era fea.

Howard estaba impactado. "¿Cómo puede ser esto? Este es el territorio del King Blake".

"No lo sé, pero fue realmente un rebelde", dije seriamente.

"¡Alguien quiere hacerte daño!", dijo Howard con certeza.

Estaba a punto de responderle cuando escuché que el teléfono en mi bolso sonaba.

Lo saqué y miré la identificación de llamadas. Era Lorelei.

¿Por qué me llamaría ahora? ¿Podría ser que... ella tuviera algo que ver con el accidente de hoy?

Puse mi teléfono en mi oído vigilante y escuché la voz de Lorelei. Ella dijo: "Catherine, soy yo. Soy Lorelei. Lo siento por lo que sucedió cuando fui a tu empresa la última vez. Fui demasiado impulsiva al golpearte. ¿Puedes perdonarme? Estaba siendo estúpida. Prometo que no volverá a suceder".

Pensé que ella iba a preguntar cómo estaba, irónicamente. Me sorprendió que se disculpara.

Me quedé atónita por un momento.

"Yo tenía parte de la culpa. Tienes razón en estar enojada. No puedo culparte", dije débilmente.