Como Édgar estaba regresando en un avión privado, Alex llevó a Doria directamente al pabellón privado del aeropuerto.
Entonces, Doria dijo:
—Vuelve tú, yo lo esperaré aquí.
Alex asintió con la cabeza, pues todavía tenía muchos otros asuntos inconclusos que debía terminar.
Antes de irse, éste agrego:
—Llámeme si necesita algo.
—Está bien.
Cuando Alex se marchó, Doria se apoyó en la ventanilla del coche y se quedó mirando en silencio por la ventana.
Después de una larga noche de estar angustiada, el cielo empezaba a tomar color en la distancia. Lo que significaba que no faltaba mucho para que amaneciera.
Doria se despertó completamente aturdida, sin saber cuándo se había quedado dormida.
La había despertado la vibración de su teléfono móvil. Al ver el móvil, se dio cuenta que era Ismael quien le marcaba. Entonces, ella se aclaró la garganta y dijo:
—Ismael, ¿Ocurre algo?
—¿Dónde estás ahora? —Ismael preguntó con voz profunda.
—Yo... —Doria no fue capaz de decir lo que pensaba, ya que Ismael la llamó tan temprano y en ese tono, significaba que lo más probable él ya supiera del incidente de anoche.
Así que dijo en voz baja:
—Estoy en el aeropuerto, esperando el regreso de Édgar.
Entonces, Ismael respondió:
—Envíame tu ubicación e iré a buscarte.
Doria rechazó:
—No es necesario, solo estoy aquí matando el tiempo. Tú solo preocúpate por ir a la universidad.
Ismael frunció el ceño:
—¿Cómo puedes estar bien cuando obviamente las cosas están yendo tan mal?
Desde que salió de la casa de los Santángel, a excepción de hacer una llamada a Alex, Doria no volvió a mirar su teléfono para nada más, así que no sabía en qué lío se había convertido.
Ella sonrió:
—Realmente no pasó nada. Si algo me hubiera pasado, ¿crees que seguiría aquí en el teléfono hablando contigo? La familia Santángel solo son fanfarrones, no se atreverían a tocarme ni un pelo.
Ismael frunció los labios y no dijo nada.
Al no escuchar palabra alguna, Doria agregó:
—Bueno, es mejor que te prepares para ir a la universidad, que se te hará tarde. Iré a buscarte allá en un par de días.
No es necesario que vayas. —Ismael respondió directamente—. Yo Iré a tu apartamento esta noche.
—Ah... está bien, estaré de regreso por la tarde.
Después de colgar el teléfono, Doria revisó su teléfono y vio que había dos llamadas perdidas de Claudia y un montón de mensajes de texto que le había enviado.
Debía de haberse quedado dormida profundamente para no poder escuchar las notificaciones.
Cuando Doria vio que a su teléfono no le quedaba mucha energía, decidió no llamar a Claudia, sino que prefirió enviarle un mensaje para informarle que estaba bien y que no se preocupara.
Mientras el teléfono aún tenía un poco de batería, Doria ingreso al Internet y dio una mirada rápida a las noticias.
Había varias publicaciones relevantes sobre su desaparición tras asistir a la recepción de la familia Santángel. Sin embargo, se había aclarado el incidente como si todo hubiese sido un gran malentendido.
Estaba claro que la familia Santángel había intervenido. Como resultado, el incidente no causó mucho revuelo y la gente no se lo tomó en serio. Solo las personas cercanas a ella sabían la verdad de los hechos, es por eso que Ismael y Claudia la llamaron.
Antes de que Doria pudiera seguir con la revisión, su teléfono se quedó sin batería y se apagó. No tuvo más remedio que dejar su teléfono a un lado, para luego soltar un suspiro y volver a cerrar de nuevo los ojos.
No pasó mucho tiempo antes de que dieran unos golpecitos a la ventanilla del coche, de modo que Doria bajó la ventanilla.
El hombre de fuera le entregó una bolsa:
—Señorita Ruan, aquí tiene algo de comida y agua.
Doria lo recibió agradecida:
—Muchas gracias.
Y tras una pausa, añadió:
—¿Qué hora tiene?
—Son las nueve y media.
—Me podría decir ¿cuánto falta para que llegue Édgar?
—Debería de llegar alrededor de las tres de la tarde.
Doria asintió:
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