Keyla se vió confundida ante lo que sentía, pero continuó el beso que le dió un tipo de placer al sentirse tan deseada por ese hombre gigante que perdió el control de sus acciones, siendo ella quien profundizó aún más el beso.
La lengua del mafioso entró a su cavidad y ella gimió contra su boca al tiempo que Joseph la elevó con un solo brazo para tenerla como tanto deseó. Su Keyla, esa era su Keyla.
Ese beso era suyo. Como tantos que hubieron antes. Necesitado. Urgido y lleno de esa sensación de tener el mundo en una sola mano.
De un momento a otro la chica cayó en cuenta de lo que sucedía y se alejó de inmediato.
Sus ojos se explayaron con rapidez y su voz se perdió.
__ ¿Ves? - le dijo Joseph. - Tu cuerpo sabe quién soy.
__ No, esto solo...fue un impulso. - se defendió haciendo que la bajara, viendo que estaba a su altura y eso la asustó. - Solo una reacción del...
__ ¿Porqué te cuesta entenderlo? Tú cuerpo lo siente, tu corazón te lo grita y tú ya crees que algo está mal con esto porque no te miento, Keyla. - la tomó de rostro. - No te miento.
__ Es que no puede ser. - se alejó de él. - ¿Como pretendes que te crea eso? ¡No puedo!
La alteración nació en su pecho.
__ Mi familia no pudo mentirme. Ellos...mi padre dijo que me asaltaron. - explicó desesperada. - Él dijo que Samuel me encontró, que me ayudó y...¡No, no puede ser!
__ Escúchame, pequeña. - acunó su rostro. - No te asaltaron. Te atacaron porque tenían secuestrada a Sara y a nosotros querían matarnos, te quisieron hacer hablar para que dijeras dónde estábamos nosotros, pero a pesar de que lo sabías no lo hiciste. - necesitaba que le creyera, por ello continuó. - Te golpearon cuando no colaboraste con ellos, ese malnacido te lastimó y disparó al igual que a...
__ Ryan. - dijo ella dejando estupefacto a Joseph. - Recuerdo que dije ese nombre un día que soñé que estaba siendo golpeada por un tipo con... tenía tatuajes...el tenía un tatuaje de águila en el cuello y...
Dejó de hablar al darse cuenta que no había sido una pesadilla. Eran sus recuerdos los que comenzaron a llegar y se detuvieron de un momento a otro.
No soñaba con que la atacaron. Recordó como fue atacada.
__ ¿Quien es Ryan? - preguntó.
__ Es nuestro consejero. - exclamó Joseph. - Estabas con él al momento de ser atacada. Él quiso ayudar, pero también le dispararon y estuvo a punto de morir.
__ Una mujer...ella tenía un vestido blanco con... tenía un gafete con...
__ Por su culpa te atacaron. - reveló Joseph. - Esa asistente inútil habló lo que no tenía que decir y te afectó.
__ ¿Donde está? Quiero saber si todo esto es verdad, necesito que alguien más me diga que esto no es una alucinación de mi parte sino...
__ Sara puede corroborar todo. - afirmó el mafioso.
__ Entonces llévame con ella. - pidió - Necesito que me den pruebas de que esto es verdad, que no...
__ Iremos. - le dijo él. - Pero ¿de verdad noe recuerdas?
Ella miró ese brillo en los ojos de ese hombre que le recordó que había alguien más que lo tenía también, suspiró y supo que no podía negar que habían demasiadas pruebas que le demostraban que el no estaba mintiendo.
Pero ¿como aceptarlo de un momento a otro?
No podía. Se volvería loca con tanto. Era mucho para solo unas horas.


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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mimada por el mafioso.