Mis Tres Tesoros Más Preciados romance Capítulo 17

Resumo de Capítulo 17: Mis Tres Tesoros Más Preciados

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Eliza abrió la boca justo cuando quería decir algo, pero le metió una cucharada de arroz, ni siquiera podía hablar porque era como si estuviera amordazada, sintiéndose impotente, no tuvo más remedio que masticar la comida y cuando volvió abrir la boca, Beau le metió otra cucharada de verduras. Al principio quería negarse, pero accedió porque después de todo, usar su mano izquierda para comer sería complicado, además fue él quien la lastimó, así que era normal que la ayudará a terminar su cena.

Beau mientras le daba de comer parecía ser un hombre frío e introvertido, lo que daba la sensación de que era una persona arrogante y antipática. Sin embargo, Eliza podía sentir que era cuidadoso y gentil mientras la alimentaba, bajo las luces de la cocina, pudo ver su definidos rasgos faciales y no estaba soñando porque ese hombre era Beau Valentine, su esposo, era tan atractivo que no podía dejar de mirarlo y hasta olvidó abrir la boca.

"Mamá, ¿por qué miras así a papá? ¿Es tan guapo?", preguntó Demarion y Eliza volvió a sus sentidos, dándose cuenta que Beau con una sonrisa seguía sosteniendo la cuchara mientras esperaba que abriera la boca.

"¡Ya estoy llena!", tartamudeó Eliza sonrojada mientras desviaba su mirada.

"De acuerdo", dijo Beau con gracia terminando sus sobras y luego continuó disfrutando de la comida en su plato mientras usaba los utensilios de ella.

Eliza al ver eso, su corazón empezó a latir con fuerza mientras pensaba: "Acaso, ¿era un… beso indirecto?"

"¿Estás enferma? ¿Por qué tienes la cara tan roja?", preguntó Braint mirándola.

Eliza extendió su mano para tocarse la cara y sintió sus mejillas calientes, estaba tan sorprendida que retiró sus manos diciendo: "Yo... creo que debo descansar por hoy. ¡Subiré ahora mismo!", subió las escaleras rápidamente que no se dio cuenta y golpeó su mano lesionada contra la barandilla: "¡Auch!", el fuerte dolor la hizo lagrimeara un poco.

"¡Mamá!", exclamaron preocupados, tanto Braint como Demarion poniéndose de pie para ir a verla.

"Estoy bien", dijo Eliza cubriéndose la muñeca lesionada y luego se dio la vuelta para tranquilizarlos diciendo: "No se preocupen, solo fui muy descuidada...", mientras hablaba, perdió el equilibrio y cayó por las escaleras. ¡Sería una vergüenza! Así que se cubrió el rostro con las manos, cerró los ojos y se preparó para enfrentar la inminente tragedia. Pero sintió que alguien agarraba su esbelta cintura, luego fue jalada hacia unos fuertes brazos y Beau respiró hondo porque la sujetó justo a tiempo, ella abrió los ojos viendo su mandíbula cincelada.

"¡Papá, qué buenos reflejos!", exclamó Demarion desde la cocina de abajo, regresó a su silla para beber un poco de jugo y luego le dio un pulgar arriba a su padre diciendo: "¡Eres todo un caballero! ¿No te parece, Braint?"

"Sí", respondió Braint agachando la cabeza, y mientras comía murmuró: "Si papá lleva a mamá a su habitación, entonces será aún más caballero".

Eliza no sabía que decir. ¿Por qué sintió que los dos niños estaban provocando deliberadamente a Beau para que la llevara a su habitación?

"Estos niños son tan inteligentes que a veces no actúan de acuerdo a su edad", pensó Beau, luego resopló y cargó a Eliza en sus brazos para empezar a subir las escaleras con paso firme. Acostada, podía sentir su respiración y calor a corta distancia, también la adrenalina recorriendo por su cuerpo porque era la primera vez que un hombre la sujetaba de esa manera.

"Papá, mamá está herida y debes cuidarla", la voz descarada de Demarion resonó desde afuera de la puerta.

"¡Demarion, déjate de tonterías!", exclamó Eliza levantándose rápidamente y continuó: "Está noche es posible que tu padre tenga que ocuparse de asuntos relacionados con el trabajo y no puedes encerrarlo aquí. ¡Abre la puerta!"

Beau frunció el ceño al escucharla hablar tan exaltada y preguntó: "¿De verdad te disgusta la idea de dormir conmigo?".

"No, no me disgusta ", respondió ella negando con la cabeza y añadió: "Solo me preocupa que está noche tengas trabajo".

"No estoy ocupado", dijo él acercándose a ella mientras agachaba su cabeza, Eliza retrocedió al darse cuenta que no tenía escapatoria más que acostarse en la cama.

"No voy a trabajar está noche", dijo Beau levantando la barbilla y continuó: "Y tampoco tengo que quedarme horas extras, así que tengo tiempo libre para pasar esta noche contigo", luego miró su sexy clavícula y repentinamente un recuerdo apareció, así le preguntó en voz baja: "¿Qué tanto recuerdas de esa noche?"

Al principio, Eliza no sabía a qué se refería, pero cuando lo miró a los ojos, entendió sus intenciones y nerviosa tartamudeó: "Yo...", antes de terminar de hablar, sus labios ya estaban juntos.

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