Mis Tres Tesoros Más Preciados romance Capítulo 7

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Cuando Braint escuchó eso, él frunció ligeramente el ceño, giró la cabeza algo confundido y le preguntó: "¿Papá no es el que está detrás de todo esto?". A decir verdad, Braint no creía en las palabras del mayordomo, pues sabía que él mismo se había asegurado de que no hubiera nadie más en la casa excepto su padre y Eliza; por ello, no entendía quién podría ser el culpable, si su padre no lo era.

Al ver la actitud algo confundida del pequeño, el mayordomo tosió levemente y, llamándolo cortésmente, le dijo: "Braint, por favor, ven conmigo un momento". Braint no sabía qué pensar, pero necesitaba saber la verdad de lo que había pasado; así que, miró sospechosamente a su padre, saltó rápidamente del escritorio y siguió al mayordomo hasta la sala de control de las cámaras de vigilancia.

Estando en la sala de control, el mayordomo buscó inmediatamente los videos de los pasillos de la casa y, a través de esas imágenes, se podía ver que Eliza estaba envuelta en una toalla de baño y salía tambaleándose de la habitación; de hecho, también se notaba lo borracha que estaba. En realidad, Eliza estaba tan borracha que ni siquiera sabía hacia dónde se dirigía y caminó torpemente en diferentes direcciones; pues, cuando giró a la izquierda, chocó contra un enorme jarrón y, cuando giró a la derecha, golpeó un mueble a su lado.

Al sentir el contacto con esas cosas, Eliza hizo una mueca de dolor; pero, como no estaba en sus sentidos, insistió en gritarle a una maceta ubicada en el pasillo. Por su parte, Braint miró el video muy sorprendido, pues a través de las cámaras de alta definición, Braint podía ver claramente los brazos y las piernas moreteadas de Eliza; sin embargo, también descubrió que su padre no estaba muy lejos de ella, pero, aun así, solo se enfocó en mirar fríamente a la mujer, sin la intención de ayudarla.

Luego, cuando Eliza finalmente dejó de moverse, él se acercó a ella y la llevó de regreso a su habitación. En realidad, cuando el pequeño vio las heridas en el cuerpo de la mujer, él pensó que ella había sido torturada por su padre, pues sabía perfectamente que él odiaba a las mujeres; sin embargo, no se esperaba que fuera Eliza misma la que se lastimó, así que se sintió un poco decepcionado de ella,

"Braint, como puedes ver, tu padre no tiene nada que ver con sus heridas", dijo firmemente el hombre; luego, suspirando de alivio, agregó: "Ella se había emborrachado mucho, eso es todo”. Después de ver atentamente los videos, Braint frunció ligeramente el ceño y se sintió un poco avergonzado por culpar a su padre; sin embargo, al ver que estaba parado en la puerta, él lo volvió a mirar severamente y le dijo: "Bueno, tú también tienes la culpa en todo este asunto. ¿Por qué solo te quedaste parado y no corriste a ayudarla cuando viste que se estaba lastimando?".

Tras escuchar el reclamo de su hijo, el sr. Valentine respondió con indiferencia: “Acaso, ¿has notado que faltan algunas de mis colecciones de vinos en el gabinete de abajo?”. Braint sabía perfectamente que su padre era una persona muy especial, que no le gustaba socializar en público y que se sentía muy incómodo cuando estaba alrededor de las mujeres; por ello, cuando lo escuchó hablar sobre los vinos, él se quedó totalmente sorprendido y perplejo.

Además, sabía que, aparte de su trabajo, la mayor afición y orgullo de su padre radicaba en sus colecciones de vino, las cuales estaban valorizadas en millones; por ello, mordiéndose delicadamente los labios y, con un mal presentimiento, el pequeño dijo antes de salir: "Tengo algo que hacer, así que me iré ahora mismo". Por su parte, al ver que su hijo estaba decidido a irse, el sr. Valentine se agachó e impidiendo que su hijo se marchara, le dijo: "¿No dijiste que ella es ‘tu protegida’? Entonces, deberías asumir la responsabilidad por lo que ella hizo, ¿no lo crees?".

Tras escuchar ello, Braint no supo qué responder, de hecho, ni siquiera entendía por qué su papá le estaba pidiendo dinero, si él era una persona extremadamente rica; pero, aun así, sintiéndose un poco reacio, Braint sacó su teléfono y, después de transferir diez mil dólares a la cuenta de su padre, le dijo: “Está bien, entonces te lo pagaré a plazos”. Luego de ello, el pequeño apartó la mano de su padre y salió corriendo apresuradamente de la habitación; mientras que, al ver al pequeño alejarse, el mayordomo añadió: "Señor, parece que se casó con la mujer adecuada".

Por su parte, después de escuchar a su empleado, el sr. Valentine asintió levemente; aunque, de alguna u otra manera, se sentía inexplicablemente preocupado.

......

Cuando Demarion se enteró de lo que su hermano había hecho, él se llenó de ira y, con las manos en la cintura, le gritó muy furioso: "¡Braint! ¿Por qué le transferiste mi propina a papá? El abuelo me dijo que podía usar ese dinero para comprarme un carro a control remoto". Tras escuchar los reclamos de su hermano, Braint cruzó las piernas con elegancia y le respondió: "Papá me amenazó con echar a Eliza de la casa si no le daba ese dinero como pago".

Después de decir ello, Braint miró a Demarion con tristeza y continuó: "Realmente no me importa si la echa o no; pero, si ella se va, ya no podrás disfrutar de la deliciosa comida que ella prepara". Tras escuchar la respuesta de su hermano y, como sabía que el auto que quería no era tan importante como comer una exquisita comida todos los días, Demarion le respondió débilmente: “Está bien, si es así, estoy de acuerdo. Pero, el vino de papá es demasiado caro”.

Braint también sabía que el vino de su padre era muy costoso; por ello, suspiró lentamente y le dijo: “Tienes razón. Además, Eliza terminó millones de vinos, y creo que no podremos pagar todas sus deudas, incluso si juntamos nuestras propinas”. Al escuchar las palabras de su hermano, Demarion, quien estaba paseando ansiosamente de un lado a otro por la habitación, frunció ligeramente el ceño y pensó: “El vino de papá vale muchos millones y eso es como cientos de autos a control remoto".

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