No más palabras romance Capítulo 20

—No me expreso de ese modo de Nicole. No le digo que voy a bajarle las estrellas, que es lo más maravilloso de mi vida ni que su sonrisa ilumina mis días. Nada de esa índole le digo. Ella siempre se está quejando de que soy seco con ella.

— ¿Cómo alguien que escribe una anticipación a un beso de esa manera puede ser muy seco?

—Porque no me nace ningún gesto romántico con ella.

—Auch.

—Eso ha sonado terrible—parece consternado y veo algo de culpa en sus ojos—. Quiero a Nicole, mucho.

—De acuerdo, eso está bien ¿No?

—Pero...

—Los peros siempre son una mala señal.

—No soy detallista.

—Estoy suponiendo que eso es un problema.

—Depende. En el caso de Nicole sí.

— ¿Viniste por un consejo? Puedo dártelo.

Incluso si no me nace ayudarlo. Él sacude su cabeza.

—No, solo vine a escribir.

—Eres un escritor raro ¿No puedes escribir en tu casa?

—No cuando mi inspiración está aquí. Sigo a mi musa.

—Palabras de un escritor— me limito a decir—. Corrígeme si entendí mal, pero tu novia esta celosa de un personaje ficticio con el que crees que estás teniendo una aventura y que en realidad escribes cada forma en la que la vas engañando.

—Eso es correcto.

—Tu novia entonces es estúpida.

—Acabas de llamar a mi novia estúpida.

—Porque en este momento es una estúpida. No estás siendo infiel.

—Depende de cómo lo mires.

— ¿Le pones los cuernos?

—No. No físicamente.

— ¿Qué, eres uno de esos tipos que tiene relaciones sexuales por webcam?

—No.

—Bueno, entonces es absurdo pensar en infidelidad.

—Quizá lo soy con las palabras.

—De acuerdo Paul Coleman, si existiera tal cosa como la infidelidad con las palabras muy seguramente todos los escritores del mundo estarían divorciados, sobre todos aquellos que escriben sobre sexo.

—Buen punto.

—Tu novia ahora está siendo una estúpida, pero seguramente va a reaccionar porque esta discusión ni siquiera tiene sentido.

—Tiene sentido estar aquí.

Por un momento me pregunto si este hombre se encuentra drogado, pero un rápido vistazo me confirma que se encuentra totalmente cuerdo y consciente.

—Si tú lo dices... porque por supuesto, para mí no es nada raro encontrarte sentado en mis escaleras cuando se supone tú no sabías en dónde yo vivía. Nada raro.

Trato de no fijarme en que mordisquea su labio inferior, entonces voltea a verme y todo el peso de una mirada que justo ahora luce más verde que gris recae en mí. Evalúa cada rasgo de mi rostro y frunce el ceño.

—Tus pecas una vez más han sido tapadas.

—No caeré en una discusión sobre mis pecas no saliendo del armario. Y deja de verme de esa manera sin parpadear.

— ¿Por qué?

—Porque simplemente quiero que dejes de verme ¿Es esa una razón suficiente para ti?

—No, no lo es.

Cap. 20: Elise 1

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: No más palabras