No más palabras romance Capítulo 3

Como sé que podemos seguir con la disputa amistosa por muchos minutos más, me alejo y en poco tiempo salgo de su apartamento. Ni bien subo a mi auto mi celular suena y todo lo que veo reflejado es el rostro de papá.

Atiendo de inmediato.

— ¿Don gruñón se encuentra bien? —Intento ocultar mi preocupación con diversión, siempre funciona.

—Despídela. Elisabeth, despídela.

Frunzo el ceño mientras abrocho mi cinturón de seguridad ¿Cuál será está vez la justificación de papá? Paciencia Elisabeth, paciencia.

— ¿Por qué?

—No necesitas explicaciones, confía en mi criterio.

—Papá tu criterio a veces no es el mejor ¿Por qué quieres que despida a Tiffany?

—Pensé que ella se llamaba Glenda— gruñe—. No quiero a ninguna desconocida en mi casa y sobre mí.

—No está sobre ti, está ayudándome.

— ¿Cómo es que fastidiarme te ayuda a ti?

—Me hace...preocuparme menos.

Cuando las palabras terminan de salir me arrepiento, se hace un largo silencio. Ahora me siento culpable.

»Mira papi, hagamos un trato.

—Eli...

—Pongamos a prueba a Tiffany, si ella de verdad resulta muy mala para ti, entonces estará fuera ¿Vale?

— ¿Es una promesa Eli?

—Lo prometo papá.

Por favor que no encuentre excusas para hacerme despedirla, que está vez funcione.

—Está bien Eli—suspira—, pero las promesas no se rompen.

—Lo sé papá, lo he sabido siempre—suspiro—. Debo colgar, estoy a instantes de conducir.

—Está bien Eli, igual esa... Tiffany ya viene caminando hasta mí. Esto no va a funcionar cariño, no ha funcionado antes y no lo hará ahora.

Porque no lo intentas.

»Conduce con cuidado Eli.

—Lo haré, te amo.

No me responde, la llamada finaliza. Suspiro pongo en marcha el auto, enciendo la radio y buena música comienza a sonar. Canto aquellas estrofas que conozco y mi celular vuelve a sonar, casi espero encontrarme de nuevo el rostro de papá siendo gruñón, pero todo lo que veo es a Sabrina frunciendo los labios.

Tratando de no despegar la vista de la calle y odiando la idea de que estoy siendo brevemente irresponsable, contesto y guío el celular a mi oreja mientras sostengo el volante con una mano. Trato de sostener luego el celular con mi hombro y me rindo solo activando el altavoz.

— ¿Te lo follaste?

—Sabrina, que sutil.

—Sí, eso me da toda respuesta. Así que me dejaste botada para irte a follar con un ex que resulta ser tu buen amigo actual.

—Oh, te dejé con Rayan y...

—No importa, está claro que la frustración te ganó ¿Al menos estuvo bueno?

—Sí, lo normal... como rascar algo que te pica.

— Seguro esa es la manera en la que el sexo siempre debe ser definido

¿Qué estuvo mal?

—No sé, siempre digo que no debe importar si te acuestas con muchas personas o todo el tema referente al sexo... la pasé bien, no lo niego, quito toda esa tensión que tenía, pero después de un orgasmo no queda nada.

Claro, sacando el hecho de bromear antes de irme.

— ¿Por qué no puedes ser una frustrada que se descarga con un vibrador?

Caramelito atrevido, te gusta el sexo pero no te gusta luego sentirte vacía, o al menos ahora, antes no te importaba. ¿Será que se te ha ablandado el corazón?

—Luego ha llamado papá, quiere que despida a Tiffany.

—Del mismo modo que las demás.

—Sí...espero no haber caído en una trampa, porque le hice una promesa.

— ¿En qué quedamos sobre hacerle promesas, Elisabeth?

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