Papá no deja de quejarse y cuando Harry me ayuda a bajarlo del asiento para sentarlo en su silla de ruedas casi podría ladrarle a mi amigo, solo que Harry ríe.
—Si te portas bien, te daremos las mejores galletas.
—Quiero que sepas que eres un hombre extraño—le gruñe papá.
—Usted siempre tan halagador, Dante. Me encanta su dulzura, solo soy amigo de Elisabeth para poder verlo a usted.
»Pero usted debe saber muy bien que lo común es predecible ¿Lo raro? Es nuevo, excitante y emocionante, una clara posibilidad de experimentar un mundo nuevo ¿Por qué quiero ser igual que los demás cuando puedo hacer una diferencia en el mundo siendo diferente?
—Ya déjalo, Harry—me río aceptando el abrazo que me da.
—Iré llevando a Dante adentro, tú puedes quedarte aquí a esperar por Paul.
—No necesito ser llevado.
—Déjate consentir viejito mimoso—Harry usa la voz que suelen usar con los bebés y contengo la risa.
—No seas insolente pequeño...
—Papá.
—Solo le devuelvo su mierda, Elisabeth.
—Me ama— se encoge de hombros Harry antes de tomar impulso y echar a correr con la silla de ruedas, papá grita pero luego lo escucho reír junto a Harry que cree que la silla de ruedas es un monopatín.
Según las palabras de Harry, adentro ya se encuentran todos, incluso asegura que Andrea trajo consigo a su divertida y linda amiga, la cual supongo es Alexa. Recuesto mi espalda del auto esperando al nuevo dueño de mis orgasmos.
Pensar en esos orgasmos es algo que he hecho durante horas, como si ello me enloqueciera con el simple hecho de recordarlo. Nunca sentí tanto placer, nunca fui tan receptiva y mira que he tenido mi cantidad justa de buenos y memorables orgasmos.
Veo la camioneta de Paul acercarse y sonrío mientras se estaciona.
Luego baja del auto junto a Alex y Eddy quienes parecen estar teniendo una conversación en donde no están de acuerdo, razón por la que se quedan alejados un poco mientras Paul llega hasta mí.
Él no dice nada, solo me acorrala contra mi auto y con una mano en mi cintura me da un dulce beso en los labios. Cuando deja de besarme me sonríe.
—Estuviste en mis sueños. Hola, musa.
—Hola, querido escritor—limpio mi pintura labial de los bordes de sus labios. Veo más allá de su hombro encontrando la atención de sus amigos puesta en nosotros—. Hola Ed y Alex, me alegra que pudieran venir.
—Esto luce como un experimento interesante que no podíamos perdernos—asegura Eddy encogiéndose de hombros y con sus manos en los bolsillos delanteros de su desgastado pantalón. Creo que su cabello va unos pocos dedos más corto.
Salgo del encierro de Paul para acercarme y besar la mejilla de sus dos amigos. Luego siento la mano de Paul tomar la mía y les indico que me sigan. Harry dejó abierta la puerta para nosotros.
—Papá está encantado con la firma del libro, gracias—aprieto su mano.
Alegre se traduce a que me sonrío y asintió con la cabeza cuando le di el libro firmado como lo quería.
—Fue todo un placer, literal.
Río sabiendo a lo que se refiere, la primera en aparecer en nuestro camino en Summer que viene corriendo de Rayan, ella se esconde detrás de mis piernas riendo.
— ¡Voy a atraparte! — gruñe Rayan en esa voz de monstruo que ha fingido desde que ella era un bebé.
—No. No vas a atraparme, papi. Eli me hace invisible.
— ¡Oh, no! Ya no puedo ver a Summer ¿Dónde está Summer? ¿Cómo la atrapo si no la veo? —Rayan me guiña un ojo y yo río— ¿Elisabeth has visto a Summer?
—Me temo que no, Ryry.
— ¡Rayos! Debo buscarla entonces, si la ves me avisas.
Rayan se aleja y Summer ríe saliendo de detrás de mis piernas. Le sonrío a la adorable niña de cabello castaño largo, ojos verdes y mejillas sonrojadas.
—Papi no me vio.
— ¡Ajá! ¡Te atrapé! —Rayan la alza y ella grita riendo, lo cual francamente me hace reír y creo que a Rayan también—. Papi siempre gana.
—Te dejo ganar.
—Entonces gracias por dejarme ganar, niñita ¿Saludaste ya a Elisabeth y sus amigos?
—Hola Eli, hola amigos de Eli.
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