Novia del Señor Millonario romance Capítulo 100

Resumo de Capítulo 100: Novia del Señor Millonario

Resumo de Capítulo 100 – Novia del Señor Millonario por Internet

Em Capítulo 100, um capítulo marcante do aclamado romance de amor después del matrimonio Novia del Señor Millonario, escrito por Internet, os leitores são levados mais fundo em uma trama repleta de emoção, conflito e transformação. Este capítulo apresenta desenvolvimentos essenciais e reviravoltas que o tornam leitura obrigatória. Seja você um novo leitor ou um fã fiel, esta parte oferece momentos inesquecíveis que definem a essência de Novia del Señor Millonario.

Bella:

—¿Qué acabas de decir? ¿Quieres que te golpeé? —me gritó.

—Caroline, ¿no te cansas? Ya te toleré por demasiado tiempo. Querías a Herbert y te lo entregué en bandeja de plata. Si logras casarte con él o no, dependerá totalmente de ti. ¡Ya déjame en paz! —le grité de vuelta mientras detenía la mano que quería golpearme.

No tenía ni las mínimo idea de porque Herbert no se había casado todavía con Caroline. Estaba harta de que siempre me metieran en sus problemas. La empujé y salí refunfuñando.

—¡No importa si todavía no estamos casados, Herbert te dejó por mí! —gritó Caroline detrás de mí, pero la ignoré y me perdí entre los invitados. Me paré al costado de una de las mesas, cuando una mano apareció de la nada y me jaló hacia el jardín de la casa.

—¿Qué haces? ¿Por qué me trajiste aquí? —le acusé mientras me soltaba.

—Tengo algo que decirte —dijo Herbert.

—¡Me da igual! —le respondí y me di la vuelta, sin embargo, Herbert se interpuso en mi camino—. ¿Por qué no me dejas ir? Estoy cansada.

—¿Sabes que Klein tiene una novia? ¿Sabes que ahora eres la amante? —me dijo con sorna mientras me apretaba los hombros. Me sorprendió la noticia, no es que tuviera sentimientos por Klein, pero nunca hubiera pensado que tenía novia.

—Klein y Vivian han estado enamorados por años y la relación es aprobada por nuestras familias. Nunca podrás casarte con él, lo mejor sería que te alejas y mantengas tu distancia. La gente pensara lo peor de ti si lo persigues, no digas que no te lo advertí —me dijo con enojo en su rostro.

¿Perseguir a Klein? ¿Pensar lo peor de mí? ¿Tan bajo pensaba de mí? Me indigné y le volteé la cara de una bofetada.

—¿Lo están haciendo apropósito? Como Caroline ya me molestó, ¿y ahora vienes a terminar el golpe? ¿Qué es lo que quieren? —le grité con lágrimas en los ojos.

—¿Caroline te ha molestado?

—¡No te hagas el tonto! No me voy a creer que no sabes lo que hace tu mujer —le espeté.

—Le diré que no te vuelva a molestar —respondió él con el ceño fruncido—. ¡Pero tienes que hacerme caso y mantenerte alejada de Klein!

—¡No tienes derecho a pedirme nada! —le dije con rabia. Nunca me metería con Klein, pero no podía soportar que Herbert me estuviera dando órdenes.

—Mi paciencia tiene sus límites. ¡No me retes! —me gritó y perdí la compostura. Tanto quería creer lo peor de mí, bueno, le daría una probada de su propia medicina.

—Herbert, ¿qué estás haciendo? Ya no estamos casados, ¿qué te importa con quién salgo? Desde ya te advierto que no me alejaré de Klein, me cae muy bien y quién sabe lo que nos depara el futuro...

—¿Dónde estabas? Te busqué pero no pude encontrar —me preguntó Klein ni bien me vio.

—Estaba en el baño —le respondí con una pequeña sonrisa. Aunque por fuera parecía serena, por dentro, me dolía el más mínimo movimiento del rostro.

—¿Te cambiaste de peinado? —dijo mientras me examinaba el rostro.

—Se rompió la horquilla que sostenía el recogido, así que lo tendré que llevar suelto —le expliqué mientras me acomodaba otra vez el cabello.

—Creo que te ves incluso más bella —me elogió Klein.

Le agradecí por sus palabras y sentí que alguien me estaba observando. Me volteé y crucé miradas con Herbert. Me estremecí ante sus gélidos ojos y me volví hacia Klein. Aunque me decía que ya no me importaba lo que pasara con él, no podía evitar sentir mariposas cada vez que lo tenía cerca.

Nos adentramos más en la multitud. Todos estaban animados con la subasta y enfocados en los artículos que había donado la señora Reina. Klein me pasó un brazo por detrás y me paralicé. Me saqué su mano de encima con cuidado y puse un poco de distancia entre nosotros.

Klein no podía estar tomándose estas libertades conmigo si tenía novia y estaba a punto de casarse. No solo ello, sino también el hecho de que yo solo lo consideraba como un amigo. ¿Qué estaba haciendo al comportarse de esta manera?

Histórico de leitura

No history.

Comentários

Os comentários dos leitores sobre o romance: Novia del Señor Millonario