Novia del Señor Millonario romance Capítulo 126

Resumo de Capítulo 126: Novia del Señor Millonario

Resumo de Capítulo 126 – Novia del Señor Millonario por Internet

Em Capítulo 126, um capítulo marcante do aclamado romance de amor después del matrimonio Novia del Señor Millonario, escrito por Internet, os leitores são levados mais fundo em uma trama repleta de emoção, conflito e transformação. Este capítulo apresenta desenvolvimentos essenciais e reviravoltas que o tornam leitura obrigatória. Seja você um novo leitor ou um fã fiel, esta parte oferece momentos inesquecíveis que definem a essência de Novia del Señor Millonario.

Bella

Después de todo había recuperado la audición y si los llevaba a juicio solo saldría perdiendo. Sería mejor que aceptara la compensación y dejara el tema en paz, lo último que quería hacer era crear discordia entre nosotros. Vivian podría haber sido muy desconsiderada conmigo, pero Klein me había ayudado bastante. No quería ponerlo en medio de una difícil situación.

—¿Qué pasa si Bella se queda sorda de por vida? —preguntó enojado Herbert mientras señalaba a Vivian—. ¿No debería pagar en prisión?

—Primo... —dijo Klein con el ceño fruncido mientras se adelantaba un paso. Herbert lo interrumpió con una expresión de disgusto.

—¿No me digas que todavía quieres resolver este problema con dinero? No aceptaremos la compensación.

—¿Estás seguro de que no podemos hablar de esto? —preguntó Klein mientras se le quedaba viendo con sorpresa.

—Mi abogado ya tomó el caso, si quieren hablar tendrán que comunicarse con él —respondió el otro hombre con seriedad mientras yo internamente entraba en pánico. Herbert podría no necesitar el dinero, pero una persona tan pobre como yo no podría darse ese lujo.

Me mordí la lengua para no saltar frente a todos y decirles que ya había recuperado la audición. Mientras más rápido acordáramos el pago de la indemnización, más pronto podría irme y no volver a verlos nunca más en mi vida.

Klein no encontró las palabras para rebatirle, pero la otra mujer no tenía tales restricciones.

—Tengo curiosidad por saber cuál es tu relación con esta mujer, Herbert —entonó con desdén mientras me señalaba con un dedo—. ¿Por qué también la está protegiendo? ¿También te sedujo con sus viles artimañas?

Estuve a punto de delatarme de lo enojada que estaba, pero mantuve la compostura a duras penas. No era de quedarme callada cuando me faltaban al respeto, pero en esta ocasión, tendría que enterrar mi rabia e ignorar el sinsabor que me dejaba.

—Vivian, compórtate, ¿o te has olvidado a qué vinimos? —la reprendió Klein sin esperar la respuesta de su primo.

—¿Cómo quieres que me comporte si es obvio que esa mujer te ha cegado? !Si no hubiera vuelto, posiblemente ya te habrías acostado con ella! —le respondió irritada la mujer.

Abrí la boca para encararla porque no podía seguir escuchando sus falsas acusaciones cuando Herbert se me adelantó.

—Vivian, si no te callas, yo te cerraré la boca a la fuerza —le prometió siniestramente mientras la señalaba con el dedo. Sus ojos parecían dos cubos de hielo y su rostro se había tornado lúgubre.

Herbert se sentó con los brazos cruzados y se quedó mirando fijamente un punto cualquiera de la habitación. Sabía que lo mejor era dejarlo solo, así que me metí al baño. Me quedé adentro lo que creía que sería un tiempo prudencial para que se calmara y luego salí apoyándome contra la pared.

—¿Por qué siempre estás seduciendo a tantos hombres? —dijo Herbert con reproche en su mirada. Quise responderle, pero recordé todavía estaba fingiendo que no podía escuchar, así que seguí mi camino y me senté en la cama sin inmutarme.

Sin embargo, por dentro, no pude evitar refutar sus palabras. Nunca había tratado a Klein como algo más que mi jefe, y cuando me había dado cuenta de sus sentimientos, le había dejado en claro que no eran correspondidos. Nunca había querido seducirlo. La próxima vez buscaría un trabajo que tuviera un anciano por jefe y así podría evitarme todos estos problemas.

Como no podía responderle debidamente y me cohibía su intensa mirada, bajé el rostro para no verlo. Tras unos minutos, él se acercó y escribió algo en un pedazo de papel.

«Me voy al trabajo».

Después de dejarme el papel, se puso el saco encima y salió con las mismas sin esperar una respuesta. No pude evitar soltar un suspiro de alivió cuando lo perdí de vista. La visita de Klein y Vivian me había dejado con los nervios de punta. ¿Qué se supone que debería hacer ahora?

¿Debería decirles que ya podía oír para que me dieran de alta? Temía que no fuera la mejor idea dejar el hospital ahora que mi caso había sido tomado por un abogado. ¿Cómo podría explicarles que había recuperado la audición? No quería que Herbert se enojara conmigo si se enteraba.

Histórico de leitura

No history.

Comentários

Os comentários dos leitores sobre o romance: Novia del Señor Millonario