Novia del Señor Millonario romance Capítulo 168

El punto de vista de Bella:

Finalmente, me venció la desesperación y dejé de luchar.

De repente, se escuchó la voz de un hombre desde el extremo del callejón: "¡Deténganse!".

Abrí los ojos y vi una figura alta y fuerte enfundada en una chaqueta de cuero que caminaba hacia mí.

Los dos hombres que tenía encima me soltaron.

Me sentí levemente esperanzada; quizás todavía podía salvarme.

Luego, rápidamente tiré de mis pantalones y suéter y sujeté mi cuerpo con fuerza con ambas manos. Temblaba de miedo y de frío.

El hombre caminaba hacia nosotros. Aunque no podía distinguir bien su rostro, me resultaba familiar.

Mi intuición me dijo que era una buena persona.

El tipo gordo miró al hombre que se acercaba y le dijo: "Oye, amigo, te aconsejo que no nos molestes. Si también quieres a esta mujer, podemos dártela cuando terminemos con ella".

Al escuchar sus palabras, mi miedo aumentó considerablemente.

Miré a mi alrededor horrorizada. El callejón solo tenía una salida, pero estaba bloqueada.

No tenía forma de huír.

El tipo delgado dijo: "Es joven y hermosa. Hasta podrías casarte con ella si no te importa que la hayamos usado".

"Ja, ja...". El gordo y el flaco soltaron risotadas desagradables.

Escuché al hombre gritar "¡Están buscando la muerte!".

Un momento después les lanzó un puñetazo en la cara a cada uno y luego los tres comenzaron a luchar.

Obviamente, el gordo y el flaco no eran rivales para él. Pronto, quedaron desparramados en el suelo.

Al verse derrotados, escaparon corriendo.

Me senté en el suelo, me apoyé contra la pared y me abracé con ambas manos para cubrirme.

Se acercó despacio.

"¿Estás bien?". Su voz era suave y cálida.

Me resultaba muy familiar.

Fruncí el ceño y distinguí su rostro en la oscuridad.

Escuché la voz cálida de Klein: "Ya es suficiente, está bien".

Recién en ese momento me di cuenta de que me sostenía en sus brazos.

Retrocedí y me desprendí de su abrazo cálido.

"Está bien", asentí.

Pasó un brazo alrededor de mi hombro: "Te sacaré de aquí".

Asentí obediente, sin resistirme.

¡Tenía tanto miedo de volver a estar en peligro! Estaba muy cansada y me dolía todo el cuerpo. Realmente sentía que no podría soportar más torturas y pruebas.

Klein me llevó al mejor hotel de la ciudad.

Consiguió una suite de lujo. Cuando entramos, dijo suavemente: "Ve a tomar un baño caliente. Te sentirás mejor".

"Sí", asentí. Necesitaba eso.

Me quité la ropa rota y entré en la bañera. El agua tibia rápidamente me rodeó. Finalmente comencé a entrar en calor...