Novia del Señor Millonario romance Capítulo 23

Resumo de Capítulo 23: Novia del Señor Millonario

Resumo do capítulo Capítulo 23 de Novia del Señor Millonario

Neste capítulo de destaque do romance amor después del matrimonio Novia del Señor Millonario, Internet apresenta novos desafios, emoções intensas e avanços na história que prendem o leitor do início ao fim.

Las palabras de Herbert me hicieron fruncir el ceño. Había terminado poniendo toda la responsabilidad en mí. Realmente no podía hacerme cargo de un bebé en este momento, si no me casaba con él. Bajé la cabeza y miré a los papeles que tenía en la mano. No quería decirle adiós a mi futuro hijo. Así que, tenía que dejar de lado mi ego y aceptar mi realidad.

—Quiero que borres la cláusula siete —le dije, levantando la vista. Renunciaría a mi autoestima y a un matrimonio por amor por la seguridad de mi hijo.

—Sí, tienes razón, esa cláusula es injusta. Le diré a mi secretaria que la quite después —me respondió. Me sorprendí que no pusiera ninguna objeción.

—Muy bien, entonces acepto casarme contigo.

Minutos después llegamos al edificio donde registraríamos nuestro matrimonio. Supuse que nos veíamos un poco fuera de lugar entre las parejas enamoradas. Ambos estábamos a cierta distancia y no estábamos ni sonriéndonos o abrazándonos.

Cuando me agaché para firmar el documento, vacilé por dos segundos, pero finalmente apreté el bolígrafo y puse mi nombre. Herbert firmó sin titubear. Verlo tan calmado, me hizo preguntarme si ya se había casado antes.

Cuando volvimos al carro, todavía no podía creer que estaba casada con Herbert. Emprendimos nuestro camino y un silencio sepulcral reinó entre nosotros. Finalmente, el auto se estacionó y Herbert se dirigió a mí.

—Tengo algo que hacer. Regresa y descansa. Te contactaré después.

Al escucharlo, levanté la mirada y noté que estábamos en la entrada de mi comunidad. Giré la cabeza y noté que Herbert me estaba mirando sin ninguna expresión en el rostro.

¿Me estará botando? Ay, Bella, deja de pensar en tonterías. Están casados, pero solo en papel. No esperabas que te fuera a tratar como una verdadera esposa, ¿no? Obviamente no vas a ir a vivir con él, únicamente eres importante porque tienes a su hijo en tu vientre.

—Entiendo —respondí con las mejillas rojas del coraje y salí del auto.

Mientras miraba como se alejaban, sacudí mi cabeza con fuerza. No podía creer que no estuviera soñando. Hoy me había casado y mi esposo era el presidente de mi empresa. Estaba un poco sorprendida con mi atrevimiento. No había tenido ni una ceremonia, ni un vestido, ni un anillo. Lo único que tenía para confirmar que realmente había pasado era el certificado que tenía en mi bolso. No pude evitar meter la mano para confirmar una vez más que todavía seguía allí.

Abrí la puerta y noté que mi mamá estaba en la casa.

—Mamá... —le saludé y ella se acercó a mi con furia en el rostro y me abofeteó.

—Mamá, ¿por qué me pegas? —le pregunté tocándome la mejilla, dolida, y mareada por el golpe.

Desde que había terminado la universidad, me había esforzado mucho para apoyar a mi familia y pagar por los estudios de mi hermana. Nunca había hecho nada malo.

—¿Encima tienes el descaro de preguntármelo? Sé que no soy perfecta, pero soy una cristiana devota. ¿Te has olvidado de todo lo que te enseñé?

—Mamá, ¿qué hice? —le pregunté nuevamente, aunque tenía la sospecha de que ya sabía que estaba embarazada.

—¿Estás embarazada? —me acusó señalándome con un dedo. Yo agaché la cabeza con vergüenza.

—¿Cuántos años tiene? —me preguntó y yo revisé rápidamente la fecha de nacimiento en el certificado. Herbert era cuatro años mayor.

—Veintinueve años.

—¿Cómo es su familia? ¿A qué se dedican sus padres? ¿A qué se dedica él? ¿Cuál es su personalidad? —me inundó en preguntas.

—Es hijo único y su familia vive en una villa remota en las montañas. Su familia no tiene mucho dinero. Es un oficinista, así que todavía no puede comprarnos una casa. Por eso, no me atreví a traerlo a casa para que lo veas. Te aseguro que es una buena persona y me trata muy bien.

¡Dios mío! Nunca le había mentido a nadie en mi vida. Me dolía saber que le estaba mintiendo a mi mamá.

—¿Tan mala es su situación? Está peor que Hank. Sabes, ¿el chico al que viste en tu última cita a ciegas? —dijo mi mamá con una mueca de insatisfacción.

—Mamá, pero ya sabes que el profesor me desprecia —le dije para que dejara de molestarme con él.

—Muy bien. No importa que tan bueno sea el hombre, si no te quiere no puedes casarte con él. Si este chico es bueno y está dispuesto a mejorarse a sí mismo, me alegro que lo hayas conocido. No me importa que sea pobre. Por cierto, dile que quiero conocerlo mañana.

Dios, ¿mamá quería ver a Herbert? ¿Qué iba a hacer?

Histórico de leitura

No history.

Comentários

Os comentários dos leitores sobre o romance: Novia del Señor Millonario