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Novela Novia del Señor Millonario Capítulo 46
Novela Novia del Señor Millonario de Internet
No di mi brazo a torcer.
—Porque yo fui la que cocinó todo esto. Si no lo haces, no comes —dije con finalidad mientras le apartaba el plato.
Herbert hizo una mueca fea y se me quedó mirando. Aunque por dentro me estaba muriendo de los nervios, por fuera tenía que mantenerme fuerte porque no podía mostrar debilidad. Si lo dejaba ganar, se convertiría en la regla. Me dije a mí misma que no estaba pidiendo nada extravagante porque era necesario comer con las manos limpias.
De repente, se levantó y di un paso atrás con miedo porque en altura definitivamente no éramos rivales.
—Me voy a lavar las manos —dijo y se fue al baño.
Suspiré de alivio, pensé que me iba a gritar. Unos minutos después, Herbert volvió, se sentó y tomó el plato que le había quitado. Fruncí el ceño al que inhalaba la comida, ¿acaso no había comido en días?
—¿Por qué no comes? —me preguntó. Me senté, agarré un pequeño bocado y comencé a comer.
—Parecer ser que tendré que cocinar más en el futuro —dije al terminar de masticar. Un segundo después, bilis me subió por la garganta y tuve que irme corriendo al baño a vomitar. Cuando terminé, Herbert me pasó una toalla húmeda para que me limpiara y me acarició la espalda para calmarme.
—Gracias —le dije mientras tomaba la toalla. Estaba sorprendida y feliz por su trato. Luego de esto, ambos volvimos a la mesa. Aunque lo último que quería era seguir comiendo, sabía que era lo mejor para mi salud. Así que me obligué a terminar todo. Luego, me levanté para llevar los platos al fregadero, pero Herbert me interrumpió.
—Ve a descansar, yo limpio —dijo.
—¿En serio? —le pregunté con preocupación.
—Deja las cosas, yo puedo hacerlo. Necesitas descansar —me dijo mientras me empujaba afuera de la cocina. ¿Realmente un hombre tan rico como él se iba a poner a restregar los platos?
Salí de la cocina, y me puse a ver algo en la televisión de la sala. A pesar de esto, tenía toda mi atención puesta en Herbert. Unos segundos después escuché estruendos y un plato caerse, me levanté corriendo para ver lo que había pasado.
—¿Qué estás haciendo? —grité mientras veía todos los platos rotos en el piso.
—Se me resbalaron y se cayeron —respondió él con impotencia.
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