Novia del Señor Millonario é a melhor série atual do autor Internet. Com o conteúdo de Capítulo 47 abaixo, nos perderemos em um mundo de amor e ódio, onde os personagens usam todos os truques para atingir seus objetivos, sem se preocupar com a outra metade, apenas para se arrepender tarde demais. Leia o capítulo Capítulo 47 e acompanhe os próximos capítulos desta série em booktrk.com.
Herbert
¿Por qué Bella no quería dormir en la misma habitación que yo? ¿Necesitaba su propio espacio? Frustrado, comencé a dar vueltas, y finalmente llamé a Allie.
—Señor Wharton, ¿qué puedo hacer por usted?
—Dile a los demás que hubo un cambio de planes y sí voy a ir a la reunión de mañana.
—Señor, pero todo ya fue reservado...
—Pues, cancélalo, ¿no me estás escuchando? —grité.
—Por supuesto, señor, así lo haré. Le estaré reservando un boleto de avión ahora mismo —respondió Allie y me colgó.
Dejé el teléfono sobre la cama y me paré enfrente de la ventana con las manos sobre la cadera. De repente, me avergoncé por mi comportamiento. ¿Cómo era que algo tan minúsculo me había enojado tanto? Agaché la cabeza y dejé escapar una sonrisa sardónica. Me había metido demasiado en este papel, era hora de que recordará quién era.
A la mañana siguiente, bajé al primer piso listo para salir a trabajar, pero Bella me detuvo.
—El desayuno está en la mesa —me dijo. Volteé a verla y me quedé embobado mirándola. Tenía puesto un delantal y me estaba sonriendo.
—No voy a comer, tengo prisa —le respondí mientras salía de mi estupor. Tenía que controlarme, no podía seguir dejando que me afectaran tan fácilmente su presencia.
—No importa, debes comer algo —me detuvo ella con seriedad.
—Yo...
—Si comes rápido, no te tomará ni cinco minutos. Vamos —me dijo mientras me agarraba de la mano y me jalaba hasta la mesa que estaba repleta de pan tostado, leche tibia y huevos fritos.
Me senté y comí en silencio.
Bella
Me quedé admirando cómo comía Herbert. Era una visión verlo comer, sinceramente, así que me quedé mirándolo con una sonrisa tonta. Después de un rato, me incomodó el silencio, así que comencé a hablar.
—El desayuno es muy importante, en especial si vas a estar trabajando desde tan temprano. Si no comes, podrías enfermarte...
—¿Podrías callarte? Eres como un molesta mosca que nunca se va —dijo, enojado, Herbert.
—Si yo soy una mosca, tú eres una bolsa de basura —mascullé por lo bajo con los labios fruncidos.
—¿Qué dijiste?
—Nada, solo dije que tendré que cambiar mis hábitos entonces. No puedo estar molestándote todo el tiempo, ¿no? —respondí mientras echaba mi cabello hacia atrás con una mano.
—A las nueve tomaré un vuelo a Inglaterra.
—¿Por qué tan repentinamente? —le pregunté con sorpresa.
—Anoche se decidió.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: Novia del Señor Millonario