Novia del Señor Millonario romance Capítulo 74

Bella

Las palabras de Caroline me hicieron detenerme en seco y caí sobre el sofá pesadamente. Era cierto lo que decía, no había forma de que los Wharton me dejaran mantener al niño. Se preocupaban bastante por él. Sin embargo, no podía aceptar este destino así de fácilmente. ¡Lucharía con todas mis fuerzas!

—¡Nunca renunciaré a mi hijo! —le dije, desafiante.

—Esa no es tu decisión —respondió ella con una mueca de disgusto.

—Mira, no me interesa que te guste Herbert. Puedes tenerlo, no voy a competir contigo, ¿pero por qué te quieres quedar con mi hijo también? —le fulminé con la mirada.

—Por supuesto que no puedes competir conmigo, ni siquiera me llegas a los talones —me dijo ella con la barbilla alzada, exudando arrogancia por todos sus poros. En ese momento, entendí su maquiavélico plan. Había venido en este preciso momento porque quería asegurarse de molestarme tanto que entrara en labor de parte anticipadamente. Al darme cuenta de esto, tomé aire, me calmé y comencé a reírme.

—¿De qué te ríes?

—Me estoy riendo de lo patética que eres. ¿Tanto miedo tienes porque todavía no se ha divorciado de mí? ¿Ya no puedes esperar más?

—¡Herbert me ha dicho que se divorciará de ti y se casará conmigo! —me gritó la mujer.

—Bueno, entonces, ¿por qué estás tan apurada? Muy pronto daré a luz, no tienes que esperar nada. ¿Por qué venir hasta aquí sino? —le respondí, enarcando una ceja.

—Bella, ¿sabes por qué Herbert te trató aquí? —me dijo ella, titubeando un poco. Se cruzó de brazos esperando mi respuesta.

—¿Por qué? —le pregunté, un tanto cansada de tus juegos.

—Porque está enojado contigo por tu comportamiento. Te mandó a este lugar abandonado para que no lo hagas pasar vergüenza de nuevo —dijo con una pequeña sonrisa de autosuficiencia.

Me quedé con la boca abierta. ¿Cómo sabía de eso? ¿Herbert le había confiado algo tan privado de nuestras vidas? ¿Tan cercanos eran? Me dolió el corazón pensar en ello. Por supuesto que eran cercanos, Herbert había estado enamorado de Caroline por diez años y durante todo ese tiempo nunca había mirado a nadie más. Ella era muy importante para él. Mi niño pareció sentir mi estado afligido, y comenzó a moverse. Posé una mano en mi vientre para calmarlo.

—Bueno, la otra razón también es porque sabía lo mal que me ponía verte en la ciudad. Así que te quito de la escena, para que pudiéramos ser felices juntos. Él es la primera persona que veo en las mañanas y es la última persona que veo por las noches. Siempre me quedo dormida entre sus brazos —me dijo con una sonrisa horrible mientras se acercaba paso a paso. Estaba a punto de quebrarme, nunca hubiera pensado que me habían mandado a esta montaña por culpa de Caroline.

—Sabes, tan pronto como te fuiste. Herbert me llevó a su casa. Estoy durmiendo ahora en la gran cama que antes usabas. Es muy suave y espaciosa, perfecta para nuestras noches de pasión. No debiste haberlo satisfecho mucho, ¿sabes? No ha dejado de molestarme desde que me mude, y todas las mañanas es tan difícil levantarme...