Novia del Señor Millonario romance Capítulo 85

Resumo de Capítulo 85: Novia del Señor Millonario

Resumo de Capítulo 85 – Novia del Señor Millonario por Internet

Em Capítulo 85, um capítulo marcante do aclamado romance de amor después del matrimonio Novia del Señor Millonario, escrito por Internet, os leitores são levados mais fundo em uma trama repleta de emoção, conflito e transformação. Este capítulo apresenta desenvolvimentos essenciais e reviravoltas que o tornam leitura obrigatória. Seja você um novo leitor ou um fã fiel, esta parte oferece momentos inesquecíveis que definem a essência de Novia del Señor Millonario.

Herbert

Bella se fue de la casa.

Cuando salió, se veía segura y libre, y mientras la veía alejarse, no pude evitar admirarla.

Tan pronto como apareció en mi vida, Bella me había hecho ver las cosas de otra manera y había cambiado mi manera de pensar. Ella era muy diferente a todas las otras mujeres con las que había estado antes. Parecía dura por fuera, pero tenía un corazón muy grande. Era directa y odiaba la hipocresía de la gente. Además, era muy terca, sobre todo cuando estaba en problemas. Era totalmente diferente a todas las mujeres que conocía.

"Herbert, desde ahora necesitarás a alguien que te cuide", Caroline dijo, sentándose a mi lado. "¿Por qué no me mudo contigo, para cuidar de ti?"

"Si crees que la casa en la que vives es muy pequeña, puedo alquilarte una más grande". Respondí sin mirarla.

"Eso no es lo que quise decir, Herbert". Caroline respondió, ansiosa por explicarme su punto de vista.

"Estoy acostumbrado a vivir solo". Dije con frialdad.

Yo ya no amaba a Caroline, así que era imposible que le permitiera mudarse a mi casa y vivir conmigo.

"Herbert, no tengo segundas intenciones", Caroline insistió. "Tienes que tener en cuenta mi condición física. Solo quiero verte todos los días, ya que solo soy feliz cuando tú eres feliz".

"¿En serio no tienes segundas intenciones?" Pregunté. Levanté la cabeza y la miré a los ojos. No podía creer que ella fuera sincera.

Después de todo, al recordar lo que acababa de decirle a Bella, tuve la impresión que era todo lo contrario.

Si no fuera por el mal que la aquejaba, la habría echado a patadas por hablarle así.

"¿No me crees?" Caroline se acercó y agarró mi mano.

Odiaba cada vez que me tocaba, así que hice que me suelte y me paré del sofá, para caminar hasta la ventana francesa.

"Quiero vivir solo por un tiempo", dije de espaldas a ella. "Ve a casa".

Caroline parecía un poco ofendida al escuchar esto. Caminó detrás de mí y me abrazó por la cintura. "Herbert, ¿ya no te acuerdas los días en los que estuvimos juntos?" Preguntó con voz temblorosoa. "Éramos tan felices en ese entonces. Yo era la única mujer en tus ojos y tú eras en único hombre en los míos. Éramos el uno para el otro".

Me sentía un poco impotente, puesto que no quería que Caroline me siguiera tocando. Sin embargo, también estaba un poco conmovido. Tuvimos un pasado muy hermoso.

Pero todo lo que habíamos vivido era solo eso, el pasado.

"Ya todo quedó en el pasado". Dije con firmeza. No quería darle esperanzas.

"¡Podemos empezar de nuevo!" Caroline exclamó. Me soltó y se paró frente a mí, mirándome a los ojos.

"Desde el momento en que tomaste la decisión que tomaste, debiste saber que ya nunca podríamos volver a ser lo que alguna vez fuimos", dije frunciendo el ceño. "Mucho menos ahora".

Al oír esto, las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos. "Herbert, sabía que no estaba haciendo lo correcto, pero no tenía otra opción", Caroline dijo con impaciencia, cogiendo mi mano. "Créeme, no tenía otra opción. No podía ver a mi padre en la cárcel y no tratar de salvarlo. Tú también fuiste un niño alguna vez, espero que puedas entender porqué hice lo que hice".

"Lo siento, no puedo entenderlo". Dije con frialdad.

"Herbert, no necesito ser tu esposa", Caroline señaló con voz suplicante. "No quiero nada. Solo quiero estar a tu lado..."

"¿No quieres nada de mí?" Pregunté, resoplando. "De hecho, lo quieres todo. Me has decepcionado". Agregué. Como Caroline no quería irse, decidí que sería yo quien se fuera.

Sin embargo, antes de que pudiera salir de la casa, la escuché decir mi nombre en voz baja y luego escuché un sonido, como si se hubiera caído al suelo.

Me volteé y vi que estaba en medio de un ataque de asma, luchando por respirar. De inmediado, corrí hasta donde ella estaba y la levanté en mis brazos. "¿Dónde está la medicina?" Le pregunté, ansioso. "¿Dónde está tu inhalador?"

"Está... en mi... bolso". Caroline dijo con dificultad. Cada vez le costaba más respirar.

Tan pronto como entré, vi a Ryan. Estaba sentando en el sofá, comiendo postre como si no tuviera ni un solo problema en la vida.

"¿Por qué estás aquí?" Le pregunté con desdén.

"Yo... vine a ver a tu madre y a Betty". Ryan respondió, dejando el postre en la mesa.

Resoplé. "No te creo nada. No creo que seas tan bueno", dije con sarcasmo. "Ni mi mamá ni Betty necesitan que vengas a visitarlas. Vete ahora mismo". Agregué señalando la puerta.

"Yo... soy tu padre", Ryan dijo. Su voz había perdido toda la confianza que alguna vez tuvo. "¿Cómo puedes hablarme así?"

"¡Cómo te atreves a decir que eres mi padre!" Exclamé. "¿Estás bromeando, verdad? ¡Mi padre murió hace 15 años!"

En ese momento, mi madre escuchó nuestra discusión y salió corriendo de la cocina.

"Bella, ¿por qué estás acá?" Preguntó al ver que había venido a casa.

"Mamá, ¿no te dije que no lo dejaras entrar?" Dije, indignada. "¿Por qué lo dejaste entrar de nuevo?"

"¿Por qué trajiste tu maleta?" Mi madre me preguntó. Tenía la mirada puesta en la maleta que había dejado al lado de la puerta. "¿Te peleaste con Herbert?"

Al escuchar esto, Ryan se paró del sofá. "¿Cómo pudiste pelearte con Herbert?" Preguntó, ansioso. "En serio eres una buena para nada".

Me sentí asqueada por lo que me acababa de decir. Él no tenía ningún derecho a reclamarme nada.

"Mamá, no es una pelea", anuncié. "Acabo de divorciarme de Herbert".

En un principio, no tenía intenciones de decírselo a mi madre tan rápido, para que no se preocupara por mí, pero, al parecer, era necesario que lo dijera de una vez por todas. Sobre todo para que Ryan se entere que ya no tenía nada que ver con Herbert y nos dejara en paz. Esa era la única manera de hacerlo desaparecer de nuestras vidas y de la casa de mi madre por completo.

Histórico de leitura

No history.

Comentários

Os comentários dos leitores sobre o romance: Novia del Señor Millonario