Sus labios eran suaves y tibios mientras tomaban con fuerza los míos. Cerré los ojos por inercia disfrutando de la sensación.
Nunca había hecho lo del labio- a – labio así que estaba insegura sobre qué hacer. Olía tan divinamente que tenía que probarlo, por lo que tímidamente lamí su labio inferior.
Él gruñó y repentinamente pude sentir el peso de su cuerpo sobre el mío. Esto era agradable mientras tomaba mis labios con ferocidad y mis manos hacían un lento recorrido por los músculos de su espalda. Era una enorme y bien trabajada espalda. Así que mis manos decidieron que deberían de explorar también su pecho mientras él hacía cosas muy agradables con su boca en un lento barrido hacia mi cuello.
Incliné la cabeza para darle un mejor acceso y él gruñó de esa forma que hacía que mis bragas se cayeran solas. Comencé a desabrochar los botones de su camisa mientras él con una sola mano (Muy atractivo y sorprendente) quitó la sábana que me cubría y así ambos podríamos estar piel con piel y…
-¡Rose! ¿Estás…? Uh… si, yo regresaré después. – Dijo la voz de Edson sacándome de mi neblina de lujuria.
La cordura regresó a mí y empujé fuertemente a Bastian. No sé si fue porque no lo esperaba o porque utilicé mucha fuerza, pero de alguna forma hice que Bastian terminara gruñendo sobre el suelo.
Volví a cubrirme con la sábana descartada y miré hacia la puerta sintiendo cómo me ponía de mil colores.
-Por favor, por mi no te detengas. – Dijo el bastardo de Edson arqueando una ceja. – No hay mejor forma de festejar la vida que…
-¿Qué haces aquí? – Dije cortando la tontería que acaba de decir.
-Descubriendo mi fijación voyerista, ¿Antes de eso? Chase me avisó que has despertado y quería asegurarme de que estabas bien. – Dijo con una sonrisa maliciosa antes de ponerse serio. – También quería ser el primero en decirte que… bueno, por una u otra razón…
Entonces Chase salió de detrás de Edson y se asomó para ver a su padre que aun gemía en el suelo.
-Creo que lo que Edson quiere decir es que incendió su casa y todas tus cosas caras con ella. – Dijo Chase antes de mirarme interrogativamente. - ¿Por qué papá está en el suelo?
-¡¿Qué?! – Pregunté conmocionada. - ¿Estás bien?
-Bueno, no estaba dentro de ella cuando sucedió así que… si, estoy bien. – Dijo Edson divertido. – En realidad es tu culpa.
-¿Mía?
-Si. Yo estaba tranquilamente cocinando la cena porque soy un buen padre, cuando de pronto Chase me llamó para decirme que habías sido mordida por una serpiente. Corrí hacia la clínica y…
-Edson no apagó la estufa. La casa ardió mucho. – Dijo Chase entrando al cuarto dirigiéndose a su padre.
-Lo que dijo nuestro cachorro. – Dijo Edson con un puchero.
-Oh Edson…
-No te preocupes, mi casa tenía un buen seguro cubierto por el Alfa Noa. – Dijo con un gesto desdeñoso. – De hecho, me proporcionó la excusa perfecta para ir a acampar a la casa de una linda señorita.
Yo fruncí el ceño ante su sonrisa de oreja o oreja.
-¡Mierda! ¿Le fuiste a dar lástima a Beatriz?
-Claro que no; ella fue la que me ofreció su habitación extra para no tener que estar bajo el mismo techo que él. – Dijo señalando a Bastian. – Nuestra pelea ha sido ampliamente difundida, así que ella pensó que lo mejor sería tenerme con ella.
-Y en su cama, por lo que deduzco de tu sonrisa. – Dije arrugando la nariz.
-Un caballero jamás lo contaría. – Dijo antes de ponerse serio. – Lo siento cariño. Sé que estabas un tanto recelosa por dormir en tu casa, así que le pedí al Alfa que moviera algunos trámites para que pudieras quedarte en el Edificio comunal de los humanos… desgraciadamente no hubo suerte, no tienen una habitación disponible por el momento.
Lo sabía porque ahí tuvieron que alojar a algunos lobos solteros de la manada de Bastian. Sobra decir que no eran lobos felices por eso, pero no había otra cosa disponible por el momento.
No podía pedir un cuarto en la Casa de la manada porque solo estaban reservados para los invitados importantes.
-No te preocupes, Edson. Muchas gracias por intentarlo. – Dije suspirando. – De todas formas, tenía que utilizar mi casa tarde o temprano y dejar de ser una molestia para ti.
-Nunca has sido una molestia. – Dijo negando con la cabeza. – En cuanto terminen mi nueva casa, puedes volver a mudarte conmigo. Pedí que hicieran un cuarto de baño más grande y estoy seguro de que pueden entrar más de tus mierdas caras.
Yo le sonreí porque era muy considerado.
-Estás progresando en tu relación con Beatriz, odiaría que me viera como una rival aunque no lo sea. No te preocupes, de verdad. Estaré bien en mi casa. – Entonces giré mi cabeza para ver a Chase.
Bastian se encontraba a su lado en el suelo acunando sus partes. Ah, bueno, eso explicaba por qué seguía tirado.
-¿Dónde has estado durmiendo en los últimos días, pequeño?
-Contigo. – Dijo Chase regresándome la mirada. – No me he movido de esa cama. Gritabas mucho cuando me alejaba.
-Oh. Siento que hayas tenido que escuchar eso. – Dije suavemente. – Y muchas gracias por quedarte aquí.
-No fue nada. Fue una buena excusa para no ir a clases.
-¡Joder humana! Eso me dolió. – Murmuró Bastian haciéndose oír por fin.
-No me disculparé. – Dije poniéndome roja de nuevo.
-Es bueno ver que estás bien, Rose. Me iré porque aún me queda trabajo en la oficina. – Dijo meneando las cejas. - ¿Almorzamos mañana?
-Claro. Gracias por pasarte.
A los pocos segundos de que Edson se fuera y mientras Bastian trataba de volver a caminar (Qué bebé, tampoco le pegué tan fuerte) entró de nuevo la doctora con pasos inseguros.
-Uh… yo puedo regresar más tarde si ustedes…
-Puede entrar, doc. – Dije mortificada.
Me hizo un breve examen para comprobar que todo estaba bien.
-Tienes suerte de estar viva, la adrenalina hizo que tu corazón bombeara más fuerte y que se esparciera el veneno más rápido. No hubieras sobrevivido si el Alfa Bastian no hubiera succionado parte del veneno.
Yo recordaba vagamente ese momento, así que solo le di una corta sonrisa.
-Eres una humana resistente. – Dijo con una palmadita en mi muslo antes de volverme a colocar la manta. – Estoy pensando seriamente en comprar batas solo para ti, ahora, creo que estás bien para irte.
-Muchas gracias. – Dije cuando me dio la espalda y salió por la puerta prometiendo que regresaría con esa dichosa bata.
Hubo un incómodo silencio en la habitación que tuve que romper porque me volvía loca.
-¿Bastian?
-¿Si?
-Gracias por… ya sabes, matar a la serpiente y tratar de sacar todo el veneno. – Dije sin mirarlo a los ojos.
-Yo debo agradecerte a ti. Salvaste a mi hijo. – Dijo suavemente tomando mi barbilla para que alzara la vista. – Eres una humana extraordinaria.
-Bueno, no fue nada. No podía permitir que Chase saliera herido.
Él asintió con la cabeza pero no dejó mi barbilla, por lo que nuestros ojos se trabaron y me perdí en su mirada. Era tan guapo…
¿No tenía que sentirme culpable, o si? Después de todo, la perra abandonó a Chase, así que suponía que también lo había dejado a él y eso lo hacía un lobo soltero. Un padre sexy y soltero.
-Solo para rectificar. – Dije en tono bajo. - ¿Clarissa no va a volver a tu vida?
-No.
Justo entonces el sonido de un estómago rugiendo hizo que ambos miráramos hacia Chase.
-Tengo hambre. – Dijo tímidamente.
Yo me eché a reír.
-Bien. Salgamos de aquí y consigamos comida.
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