¡Papá compró una humana! romance Capítulo 56

Colarnos por debajo del cerco fue la parte fácil. Yo estaba preocupada de que estuviéramos haciendo un montón de ruido, pero sorprendentemente ( o quizá no tanto) ningún guardia vino a detenernos con las garras en alto.

-La manada de Luca confía demasiado en sus cámaras perimetrales. - Dijo Rowan encogiéndose de hombros. – Nuestra ventaja es que el lobo es demasiado tacaño como para instalar las suficientes como para cubrir todo su territorio.

-¿Cómo sabes eso? – Pregunté curiosa. Quizá Bastian ya había planeado atacar la manada con anterioridad y habían revisado el tema de la seguridad.

-Porque yo crecí aquí. – Dijo y mi boca cayó hasta el piso.

Caminamos unos buenos diez minutos escondiéndonos detrás de cada árbol que encontrábamos.

-Soy curiosa y quiero hacer la pregunta obvia. – Dije cuando terminamos en el mismo árbol.

-La historia corta es que quedé huérfano a temprana edad y el Alfa simplemente me echó. – Dijo haciéndome una indicación para que siguiera adelante. – Mi padre era un Beta y de vez en cuando me llevaba a revisar las cámaras junto a él. Murió en un ataque a la manada Silverlake.

-Lo siento mucho. – Murmuré en el siguiente árbol.

Él se encogió de hombros.

-Fue hace mucho. Dos minutos para llegar a las casas civiles. – Dijo un poco más alto para el resto del cuarteto.

Efectivamente encontramos la primera casa poco después. Había una ventana abierta en la parte trasera, así que decidimos que yo sería la que entrara delicadamente y les abriera la puerta de atrás.

Vigilamos por un minuto los movimientos dentro de la casa y al parecer estaba vacía. Era hora de moverse.

Lo hice con mucho cuidado y aterricé sobre mi trasero del otro lado.

-Auch. – Dije en voz baja.

Entonces un suave ruido me hizo levantar la cabeza mientras mis manos iban directo a “puño” y “furia”. Frente a mí un niño de no más de cinco años me miraba curioso. Lucía pálido y demasiado delgado para un cachorro; de hecho, la casa estaba en un lamentable estado de conservación. Por fuera parecía recién pintada al igual que todas las casas aledañas.

Apostaba mi pecho derecho a que las otras casas lucían más o menos igual por dentro.

Relajé mis manos.

-¿Por qué entras por la ventana? – Preguntó acercándose.

-Uh… porque la puerta está cerrada. – Dije con toda la calma del mundo.

El niño ladeó la cabeza y siguió mirándome. Comenzó a olfatear el aire en mi dirección y luego comenzó a parpadear confundido. Yo me levanté del suelo y comencé a sacudirme.

-¿Tus padres están en casa?

-Solo somos mamá y yo.

-¿Dónde está ella? – Pregunté suavemente

-Mamá duerme mucho desde que papá murió. Sobre todo si hay poca comida.

Mi corazón.

-¿Cuál es tu nombre, pequeño?

-Jack.

-Bien Jack, ¿De casualidad sabes si alguno de tus vecinos es un guardia?

Él negó con la cabeza.

-Entonces supongo que tampoco sabrás dónde está tu Alfa, ¿Cierto? – Murmuré para mí misma.

Bien, al diablo lo de tomar de rehenes a los integrantes de esta casa, no ejerceré violencia en la casa de un niño.

-Está en el edificio de las asambleas. - Dijo el cachorro interrumpiendo mis pensamientos. – Tuvimos una reunión más temprano y nos dijo que todos los civiles debíamos de permanecer en nuestras casas mientras él y los guardias discutían cosas sobre una…

Frunció el ceño tratando de recordar pero ya me hacía a una idea.

-¿Les dijeron hasta cuándo tenían que permanecer en sus casas?

-Al menos tres días hasta que volvamos a ser convocados. – Dijo distraídamente mirando mi gorro antes de regresar abruptamente su atención hacia mi. - ¿Eres parte de los lobos malos que vienen a acabar con nuestra manada?

Yo parpadeé.

-¿Hay lobos viniendo hacia aquí para atacar?

-Eso dijo el Alfa, pero no pareces malvada. – Dijo volviendo a ver mi gorrito. – Los malos no usan flores en la cabeza.

-Eso es cierto. – Dije con una sonrisa suave. – Dame un segundo, cachorro.

Me asomé por la ventana y le hice algunas señas a los otros para que se acercaran.

-Hey, este de aquí es Jack y nos ha ahorrado un par de minutos. – Dije presentándolos. – El Alfa se encuentra en el edificio para las asambleas.

-¿Cómo lo sabe? – Dijo Rowan con desconfianza.

Jack se escondió detrás de mi pierna.

-Modera tu tono. – Dijo mirándolo mal. – Es un cachorro.

Rowan ablandó su expresión.

-Lo siento. Es solo que necesitamos que sea información confiable.

-Yo creo en lo que dice. – Dije defendiéndolo. – Pero puedes comprobarlo rápidamente en otro hogar.

-¿Cómo lo sabes, pequeño? – Preguntó Edson con voz suave.

-Hubo una reunión. – Dijo medio asomándose detrás de mi pierna. – Mamá me llevó y el Alfa dijo que nos quedáramos en casa mientras él y los guardias planeaban una… ¡Una guerra! – Dijo mirando hacia arriba con una sonrisa triunfante por haber recordado la palabra.

-Muchas gracias cariño. – Dije tocando suavemente su pelo. – Un chico tan valiente como tú debe de recibir una recompensa.

Miré a los chicos, ¿Quién de ellos cargaría con dinero? El cachorro necesitaba una buena hamburguesa.

-Dame tu cartera. – Dije a Rowan.

Él frunció el ceño.

-¿Por qué no se la pides a Bastian o al otro Beta?

-Porque no creo que la lleven encima, pero tu tienes un aura de “no saldré de casa sin cargar todos mis papeles importantes encima”. Deja de perder tiempo y dame el efectivo.

-¿Quiénes… quiénes son ustedes? – Dijo una voz femenina a mis espaldas.

M****a. Un cachorro era una cosa pequeña de la que nos podríamos encargar sin violencia, pero una loba defendiendo a su cachorro…

Alcé las manos rápidamente.

-No venimos a hacerle daño. – Dije suavemente. – Solo queríamos saber en dónde está el Alfa.

Ella estrechó los ojos mientras le decía a su pequeño que se pusiera detrás de ella.

-Son invasores. – Dijo con un gruñido. – Cualquier otro lobo podría preguntar a los guardias de la puerta por una audiencia.

Detrás de mí tres lobos gruñeron cuando la loba se acercó a mí. Yo les hice un gesto a mi espalda para que esperaran.

-Es cierto. Somos invasores. – Dije sinceramente. – Mañana probablemente masacren a nuestras manadas gracias a las maquinaciones de tu Alfa. Estamos aquí para evitar que eso suceda sin utilizar violencia en contra de tu manada. No te pido que me creas, solo por favor, no des la alarma. Nos iremos de tu casa.

Capítulo 56. Enemigos de las plumas. 1

Capítulo 56. Enemigos de las plumas. 2

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