¡Papá compró una humana! romance Capítulo 64

Lo primero que hice después de que nos aseguráramos de que era seguro salir del búnker fue ordenar que algunos guardias fueran a encontrar al resto de los Alfas. No habían ido muy lejos de todas formas.

-Me alegro de que todos nos encontremos bien. – Dije cuando nos reunimos todos los Alfas del Continente. -Bueno, excepto por algunos lobos.

Cuando subí las escaleras encontramos algunos cuerpos regados por todas partes. Bastian mandó a un grupo a recolectar a todos y ponerlos en un lugar cercano para que los Alfas pudieran reconociera sus lobos y se los pudieran llevar.

-¡¿Y de quién m****a es la culpa?! – Dijo el tipo de la barba horrible. -¡Mis lobos estarían vivos de no ser por ustedes! Jodida humana estúpida.

Bastian gruñó y yo le acaricié el brazo tranquilizadoramente.

-No. Tus lobos están muertos porque alguien le tendió una trampa a todos los Alfas del Continente; ahora, ya que has llegado hasta aquí buscando una guerra, sabías que perderías a algunos o a todos tus lobos. ¿De qué te estás quejando? ¿Es solo porque no murieron a causa de colmillos enemigos? ¿O es por el hecho de que no murieron haciéndote quedar como un héroe de guerra?

El tipo me gruñó y estaba a punto de decir algo pero Bastian se cansó de sus estupideces y simplemente fue hacia su garganta en un parpadeo.

-Dame solo un motivo Asmodeus. – Dijo entre dientes i pareja mientras alzaba al tipo por el cuello. Ése ni siquiera lo vió venir. – Discúlpate con mi pareja o no me importará hacerme cargo de tu manada.

-Vaya, ¿Podemos matar Alfas sin ir a duelo? – Preguntó Alan rompiendo el tenso silencio. – Bueno, eso me ahorra el esfuerzo.

-Lo… lo siento. – Dijo finalmente el tipo de la barba cuando Bastian comenzó a apretar más fuerte.

-Ciertamente la humana tiene un punto. – Dijo un tipo de mediana edad de pelo negro. – Si ellos hubieran planeado lo de las bombas, no hubieran traído a sus manadas hasta aquí. No creo ni siquiera que habrían estado aquí, simplemente nos hubieran dejado morir.

-El hecho de que hayan sido los lobos de sus manadas quienes supieran exactamente dónde estaban las bombas me hace sospechar lo contrario, Titus.- Dijo el tipo gordo. - ¿No es mucha casualidad?

-Casualidad o no, el hecho es que nos encontramos vivos gracias a ellos. – Dijo un lobo de cicatrices de garras en la cara. – Ahora, ¿Podríamos regresar a discutir la evidencia sobre los ataques a las manadas?

-¿Qué? Casi nos matan a todos y en vez de buscar a un culpable, ¿Tú quieres mirar las “evidencias” que tienen para mostrarnos? – Preguntó incrédulo el tal Titus.

-Bueno, ya que ustedes solo van a discutir cosas que no me interesan, voy a robar una cama y echarme una siesta. – Dijo Alan dando media vuelta para dirigirse al bunker.

A nadie le importó que comenzara a caminar. Los Alfas siguieron discutiendo si la evidencia fue o no fabricada.

-Espera. – Dije a su espalda.

Dejó de caminar y miró hacia mi con una ceja arqueada.

-¿Qué sucede, humana? ¿Quieres retomar nuestro duelo donde lo dejamos?

-No. – Dije honestamente. Y no por miedo o alguna m****a, era solo que tenía cosas más importantes que hacer. – Quiero que mires la evidencia que demuestra que mi manada o la de Bastian no son culpables por el asalto a tu manada.

-¿Eso es todo?

-Si.

-Entonces, como dije, no me interesa.

-¿Nos atacarás de todos modos? – pregunté curiosa.

-Yo no vine aquí para una guerra, solo vine porque tenía curiosidad. Si ustedes fueron o no los que atacaron a mi manada, no me importa. Si estás preocupada por que un día venga con un gran ejército en busca de venganza te puedo decir desde ahora que eso sería una pérdida de mi tiempo.

Y con eso retomó su camino hacia el búnker. Lobo extraño, pero por alguna razón… le creía.

-¡No lastimes a nadie o YO SI buscaré venganza!

Regresé mi atención al resto de los Alfas.

-¡Por supuesto que atacaron más duramente a mi manada y exijo una correcta compensación! – Dijo el lobo gordo.

Ah, llegamos a la parte de la negociación.

-Bueno, ustedes han venido a declararnos una guerra a mi pareja y a mí. – Dije interrumpiendo su discurso. Bastian aun tenía por el cuello al otro lobo y se estaba poniendo de un bonito color púrpura. – Así que yo también pido una compensación justa… o simplemente podemos arreglarnos con un duelo y librarnos de todas estas tonterías diplomáticas. Ya les dijimos que no fuimos nosotros, ya les dimos pruebas, casi nos matan al igual que a ustedes… Si no pueden entender que no queremos una jodida guerra o los problemas que ustedes han venido a traer hasta nuestra puerta, entonces simplemente los eliminaremos.

Saqué a Puño y Furia de sus fundas y me puse en posición de ataque. Algunos de sus guardias dieron un paso al frente.

-Lo que dijo mi pareja. – Dijo Bastian y enseguida le comenzó a brotar pelo de los brazos.

¿Me estaría volviendo loca si dijera que eso fue jodidamente atractivo? Terapia, eso necesitaba.

-No. – Dijo el tipo de las cicatrices en la cara. – Yo no vine aquí a causar problemas. Yo solo vine porque según mis fuentes, ustedes se estaban preparando para un ataque a gran escala hacia mi manada. Entiendo lo que tratan de decir, pero coincido con el Alfa Gustav; alguien tiene que pagar por las reparaciones a mi manada. ¿Cómo me regresarán la vida de los lobos que he perdido?

-No es nuestro problema. – Dijo Bastian contundente antes de arrojar al de la barba unos cuantos pasos lejos. El tipo comenzó a tragar aire en grandes cantidades, no me gustó ni un pelo la mirada que nos echó. - Mira a tu alrededor, mi manada está destruida. Fue destruida mucho antes de sus estupideces sobre guerra y yo no fui a chillar, mendigar o llevar a “mis mejores” lobos a eliminar a nadie.

-Pero… pero… - Dijo el único lobo que no había hablado. Tenía una reluciente calva. – si ustedes dicen que fue el Alfa Luca, ¿Cómo le cobraremos lo que nos debe?

Por ley o por capricho, todas las posesiones de un Alfa vencido pasan a ser posesión del nuevo Alfa. No pueden reclamar una indemnización a Bastian y lo sabían. Quizá por eso aun seguíamos aquí discutiendo mientras los rayos del sol comenzaban a disminuir, ellos querían todo el provecho que pudieran sacar de la situación.

-Bueno, eso debieron de planteárselo antes de venir hasta aquí sin haber confirmado sus “fuentes” – Dije haciendo comillas. – De haber hecho una investigación a fondo, habrían podido ir por el cuello del Alfa Luca antes que nosotros y así satisfacer sus deseos de obtener más y mejor territorio. – Dije entrecerrando los ojos.

-Les dejaremos estar en nuestro territorio por diez minutos más antes de que el continente se quede sin Alfas. Recojan a sus muertos y váyanse antes de que pierda la paciencia. – Dijo Bastian colocándose a mi lado.

-¿Diez? Dales cinco, no estoy de humor. – Dije ya harta de la situación.

-Pero…

-A la m****a, de todas formas yo soy mejor Alfa que todos ustedes juntos. – Dije comenzando a jugar con mis tenedores.

Iría por el tipo gordo primero, ese me daba una vibra muy mala y le haría un favor al mundo de los peludos. Este pollo le patearía el trasero.

En cuanto me vió venir, el cobarde se transformó en lobo y echó a correr hacia la entrada del territorio.

-¡Hey! ¡Tus muertos! – Grité a su espalda, pero el tipo no regresó. Una estela de al menos cincuenta lobos lo siguieron.

Giré para ir hacia los otros Alfas pero ellos ya estaban acercándose al lugar a donde habíamos amontonado los cadáveres

El lobo de la barba dio un rápido vistazo y luego se transformó para seguir al gordo. Yo miré a Bastian y él se encogió de hombros.

-No todos los Alfas se preocupan por su manada. – Dijo con voz sombría antes de mirar cómo comenzaban a cargar cuerpos. – Me encargaré de ellos tan pronto como compruebe que efectivamente abandonaron nuestro territorio.

Lo miré curiosa.

-¿Cómo?

-Haremos una ceremonia en el bosque para que sus almas…

-Puedan regresar con tu deidad, o tengo. – Dije rodando los ojos. – Me refería a que… bueno, ellos no son de tu manada. ¿Haces los rituales funerarios de sus manadas? ¿O solo te limitas a hacer tu rito y a la m****a sus costumbres?

-Haremos mi rito funerario. – Dijo divertido antes de cruzarse de brazos y mirar seriamente hacia los muchos cuerpos que nadie se estaba llevando. – Bueno, creo que repoblaremos el bosque nuevamente.

-¿Qué?

Y procedió a explicarme cómo una rama se come el cuerpo del lobo y de ahí nace un nuevo y enorme árbol. Espeluznante, lamentaba el trabajo de la Luna que haría tal… Carajo.

-Cuando dices “haremos”, te refieres…

-A mi y a cualquier lobo que quiera estar presente. – Dijo girando su cabeza para darme una sonrisa sexy. – No te pediré que hagas los deberes de mi Luna amenos que tú lo quieras.

-Gracias. Yo tampoco te pediré que cumplas con tus funciones de mi Luna. – Dije regresándole la sonrisa antes de ponerme seria. – No es algo que me agrade hacer, si te soy sincera. Me parece bastante creepy y me siento como un bicho raro cada que lo hago. ¿No podemos solamente cavar un par de agujeros y dejarlos descansar en paz?

Capítulo 64. Dulces promesas. 1

Capítulo 64. Dulces promesas. 2

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