Pero… ¿¡Eres un Millonario!? romance Capítulo 460

Dependiendo de un hombre para llegar al poder, ahora incluso su escándalo amoroso había salido a la luz, ¡esta mujer no merece ser presidente!

Natalia miraba fríamente a los accionistas frente a ella y se burló: "No se preocupen, les daré a todos una respuesta satisfactoria. Antes de eso, por favor mantengan silencio".

El accionista se puso rojo de rabia, quería hablar, pero Natalia ya lo había ignorado, entrando directamente a su oficina para comenzar su siguiente ronda de trabajos de recuperación.

El escándalo crecía, provocando un gran alboroto en la industria.

Gerardo, viendo a Natalia bajo asedio, contactó inmediatamente al bar y publicó un video de vigilancia, demostrando que no estaban teniendo una reunión privada, sino que solo estaban cambiándose de ropa.

Después de la publicación del video, no fue aceptado por el público, sino que provocó aún más especulaciones.

"¿Ella está casada y todavía está tan cerca de otros hombres? Natalia obviamente lo está engañando..."

"Jajaja, ¿por qué justo los atraparon? ¿Por qué tuvieron que cambiarse en un bar? Incluso si se estaban cambiando, ¿por qué Natalia estaría en la habitación privada?"

"Gerardo es tan lamentable, Natalia lo había utilizado como respaldo durante tantos años, ¡y ahora tiene que defenderla!"

"Fuentes informantes habían expuesto que Gerardo había tenido sentimientos por Natalia desde la universidad. Gerardo incluso perdió sus piernas por ella... Natalia realmente es astuta".

"No puede ser presidenta de una empresa, ¡pero puede ser una consejera de amor! Ya pensé en su eslogan publicitario." Un usuario de Internet se burló: "¡Con solo tres palabras, hice que un hombre renunciara a sus piernas por mí!"

Gerardo no esperaba que su manejo de la situación fuera contraproducente. Le preocupaba que Natalia se metiera en problemas, así que, a pesar de la interferencia de la familia Pacheco, salió de los periodistas que se escondían en las sombras y se dirigió directamente al Grupo Torres.

Natalia estaba agotada. El escándalo golpeó, y las acciones cayeron.

Lo peor de todo es que ella tenía que romper los contratos que había negociado previamente con otras personas. Natalia tuvo que hacer un gran esfuerzo para mantener la cooperación, pero también tuvo que prometer que aclararía el escándalo en dos semanas.

Justo después de despedir a sus socios, Natalia tenía un fuerte dolor de cabeza, y sentía escalofríos por todo su cuerpo.

Justo cuando su secretaria estaba a punto de calmarla, se escuchó un golpe en la puerta de la oficina.

La secretaria abrió la puerta. Era Gerardo.

"Sra. Torres, Gerardo está aquí".

Al escuchar que él había llegado, Natalia inmediatamente ocultó su ansiedad y forzó una sonrisa educada: "Gerardo, viniste".

Gerardo estaba sentado en su silla de ruedas, todavía con la misma ropa que llevaba el día anterior. Se veía demacrado.

La secretaria se fue discretamente, dejando la oficina a los dos.

Pero, ¡hay otra persona en la oficina de la Sra. Torres!

La secretaria se apresuró a interceptar a Ricardo, con una expresión de pánico: "Sr. Roldán, viniste ".

Ricardo había venido a recoger a Natalia después del trabajo.

Al ver la expresión culpable de la secretaria, Ricardo frunció el ceño: "¿Dónde está la Sra. Torres?"

"La Sra. Torres todavía está en la oficina." La secretaria no quería dejarlo pasar: "Sr. Roldán, aguanta un segundo. Voy a avisarle."

Lo de Gerardo y la Sra. Torres ya era el chisme de todo el pueblo. ¡Quién sabe lo que pasaría si Sr. Roldán se enterara de que Gerardo estaba aquí!

Ricardo era muy consciente de algo. Entrecerró los ojos: "¿Quién es la persona de la oficina?"

La secretaria se puso nerviosa.

Ricardo empujó a la secretaria, y caminó rápidamente hacia la oficina.

Después de hablar con Gerardo, Natalia estaba lista para irse, pero de repente, escuchó el sonido de pasos apresurados. Cada paso parecía caer sobre el pecho de Natalia.