Pero… ¿¡Eres un Millonario!? romance Capítulo 537

Uriel se quedó sin palabras.

Ricardo se liberó de su agarre y, agarrando su copa, comenzó a beber una tras otra, como si eso pudiera hacerle olvidar a Natalia y a Gerardo...

Uriel no pudo soportarlo más y arrebató la copa de sus manos. "Ricky, no sirve de nada que te emborraches aquí. Si todavía eres un hombre responsable, deberías ir a buscar a tu amor perdido".

Ricardo se quedó atónito.

"Ricky, Natalia aún está viva, todavía tienen una oportunidad". Uriel se lamió los labios.

Había crecido con Ricardo, ¿cuándo lo había visto tan desesperado?

Había puesto toda su pasión en Natalia. Ya fuera hace cinco años o dentro de otros cinco, no había logrado superarla.

Si no podía olvidarla, ¡debía intentar recuperarla!

Ricardo parecía entender. Se levantó tambaleándose. "Tienes razón. Voy a traerla de vuelta".

Uriel no confiaba en que saliera solo, así que dejó la botella de vino y lo siguió.

"Ricky, espérame".

¿Pensaba conducir después de haber bebido tanto?

Justo cuando salía de la sala, Uriel vio a una pareja de la mano y se detuvo en seco. De repente, no pudo moverse.

Después de un año de separación, volvió a ver a Julieta Gil.

Habían tenido una pelea brutal cuando terminaron. Julieta Gil, abandonando su orgullo habitual, casi gritó, rompiendo el último hilo de respeto entre ellos.

La última vez que la vio, Julieta Gil dejó una llave frente a él. Era la llave de la villa donde vivían juntos.

Ella llevaba un largo vestido rojo, tan radiante como siempre, pero su rostro parecía cansado. "Uriel, a partir de hoy, no tenemos nada que ver el uno con el otro".

Bebió mucho esa noche. No intentó retenerla, simplemente se tumbó en el sofá, molesto. No dijo una palabra hasta que escuchó la puerta cerrarse.

Todo lo que recordaba era que las luces de esa noche eran demasiado brillantes, haciendo que le dolieran los ojos y sintiera la necesidad de llorar.

Ahora, Julieta Gil llevaba el mismo vestido rojo largo, con el pelo corto y los labios rojos, y se apoyaba en el brazo de un hombre a su lado. El hombre dijo algo que la hizo sonreír.

Uriel quiso esconderse, pero fue descubierto por Julieta Gil.

La sonrisa permanecía en los labios de Julieta Gil. El hombre a su lado vio a Uriel parado a cierta distancia y sonrió al saludarlo. "Uriel".

Uriel miró a Julieta Gil con urgencia, probablemente esperando ver alguna emoción en su rostro que reflejara los viejos tiempos.

Sin embargo, la mirada de Julieta Gil era totalmente indiferente, como si estuviera viendo a un extraño.

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