Estoy delante de la casa de ese maldito brujo gracias a que Lucio me dio la dirección, no me importa que sea el padre de Danira, lo único que me importa es mi hermano y él lo tiene y me va a decir dónde está y si no tendré que torturarlo hasta que me lo diga.
Llamo a la puerta varias veces hasta que se abre.
-¿quién eres tú?- me pregunta un hombre que supongo que es el.
-soy la hermana de Damián y quiero que me digas donde lo tienes- le grito.
El parece que le divierte lo que he dicho.
-no sabía que Damián tuviera una hermana, que divertido es esto, dos pájaros de un tiro- sonríe.
No entendía que estaba diciendo este hombre pero lo entendí cuando me lanzo algo a la cara y de repente me empezó a dar mucho sueño.
Abro los ojos despacio y no veo nada, no sé dónde estoy ni como he llegado aquí, imágenes vienen a mi cabeza, ese maldito me lanzo algo a la cara y empezó a entrarme sueño pero ya no recuerdo nada más.
Empiezo a parpadear y mis ojos se acostumbran a la oscuridad, me muevo por el sitio y parece que estoy en un sótano, todo está muy sucio y huele muy mal, me duele la cabeza y tengo sangre, creo que me he golpeado con algo pero no lo recuerdo.
-sácame de aquí, maldito- grito para ver si alguien me oye pero nadie responde.
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Estoy en el coche con Lucio al volante, le he pedido que me lleve a ver a mi padre y al principio no quería por miedo a que me haga algo pero lo he convencido de que no me va a pasar nada.
Así que vamos en camino hacia la casa de Raphael.
Después de media hora llegamos al fin, estoy muy nerviosa y preocupada por qué no sé si Rose está bien ni donde está, me bajo del coche y Lucio me detiene.
-señorita tenga mucho cuidado, y si le pasa algo grita yo la oiré- asiento con la cabeza y le sonrió un poco para que se tranquilice.
Camino hasta la puerta y golpeo una vez pero nadie abre así que vuelvo a golpear y esta vez la puerta se abre lentamente.
-hola hija, no esperaba que vinieras- me dice mi padre saliendo de detrás de la puerta.
-no estoy aquí por ti, he venido para que me digas donde tienes a Damián- el asiente y me dice que pase.
Al principio dudo un poco porque aunque sea mi padre no me fio de él, entro despacio y pasamos a una sala de estar con muebles antiguos.
-siéntate por favor- me dice y le hago caso.
-primero que nada no sé si te habrán dicho que eres bruja igual que tus padres- yo asiento con la cabeza.
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