Prometida con el mafioso romance Capítulo 4

Punto de vista de Sofía

"Recuerda sonreír una vez que descubra tu rostro, ¿eh?" Mi padre dijo mientras me entregaba un ramo de flores azules que eran tan grandes como el vestido que llevaba puesto en ese momento.

"Sí, padre." Respondí con el corazón latiendo de manera incontrolable, iba a caminar por el pasillo en unos minutos con mi padre y estaba a punto de tener un ataque de pánico para mi mayor horror.

"Te voy a extrañar mucho, Sofía." Mi padre continuó mientras me ponía el velo sobre la cara, habría resoplado en silencio ante sus palabras si no estuviera tratando silenciosamente de luchar contra el ataque de pánico.

Mi padre salió del coche y me tendió la mano, pero vacilé, temiendo que mis piernas me fallaran si me atrevía a levantarme.

"¿Qué estás haciendo, Sofía? Nos van a llamar en un minuto." Mi padre me exigió impaciente e intenté con todas mis fuerzas empujar la sensación de mareo hacia atrás, pero solo se intensificaba y amenazaba con arrastrarme bajo sus olas.

"¿Puedes traerme agua, por favor?" Susurré y mi padre maldijo enojado antes de alejarse y regresar con una botella de agua casi de inmediato. Sorbí el agua y respiré profundamente, repitiendo las mismas palabras en mi cabeza continuamente.

'Tú puedes con esto, Sofía'

Deslicé mi mano en la de mi padre y salí del coche al instante. Él no parecía feliz, pero no podía hacer nada al respecto como golpearme o gritarme ya que teníamos una audiencia, solo apretó mi mano más fuerte de lo necesario durante unos segundos mientras me miraba con furia antes de relajar su agarre y sonreír en su rostro mientras los paparazzi nos rodeaban y comenzaban a hacer clic.

Los guardias se hicieron a nuestro alrededor en un instante, empujando a los paparazzi lejos de nosotros, llevándonos a la punta del salón, allí se quedaron en la puerta para mantenerlos alejados.

Respiré profundo e inconscientemente apreté la mano de mi padre mientras avanzábamos hacia el salón, una larga alfombra roja guiaba el camino hacia la reunión, todo el camino hasta el frente del salón donde el novio definitivamente estaba esperando, junto con el sacerdote. Me negué a mirar hacia arriba y en su lugar miré mis pies mientras caminábamos lentamente, tratando de bloquear el hecho de que miles de rostros me estaban viendo caminar por el pasillo de mi mente y fallando miserablemente ya que podía sentir un ataque de pánico construyéndose en mi cabeza una vez más.

Llegamos al final del pasillo y por fin levanté la vista lentamente mientras mi padre deslizaba mi mano cubierta con guantes, sobre la mano de Luca, haciendo que la respiración se detuviera en mi garganta por unos segundos antes de salir lentamente y acelerarse de manera incontrolada.

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