Prometida con el mafioso romance Capítulo 5

Punto de vista de Sofía

La multitud aplaudió ruidosamente cuando Luca y yo fuimos llamados a la pista para nuestro primer baile como pareja. Tomó mi mano y me llevó al centro de la pista de baile. Mi velo y tiara me habían sido quitados por el diseñador en el momento en que llegamos al salón de recepciones, dejando mis hombros y espalda completamente al descubierto. Luca colocó mi mano en su hombro y deslizó su mano izquierda alrededor de mi cintura, antes de sujetar mi mano izquierda con su mano derecha y proceder a guiarme en un baile lento.

Mi cabeza apenas alcanzaba su afilada línea de la mandíbula a pesar de que estaba en tacones altos, nuestros ojos se encontraron por cuarta vez hoy mientras nos movíamos de un lado a otro. Movió su mano sobre mi cintura de manera tan ligera que solté un suspiro nervioso y agaché la cabeza inmediatamente. Sentí un escalofrío recorrer mi espina dorsal cuando me acercó más a él, y siento nuestras ropas rozándose mutuamente.

"Mírame", murmuró en voz baja, su voz vibrante y profunda provocaba escalofríos en mis brazos desnudos. Miré hacia arriba casi al instante, encontrando su mirada de nuevo. Sus ojos grises se clavaron en los míos azules, manteniendo mi mirada cautiva y dejándome sin otra opción que ahogarme en sus ojos profundos.

"Eres tan hermosa", murmuró y parpadeé varias veces antes de tragar en seco. Quise agachar la cabeza avergonzada, pero no encontré la fuerza para romper el contacto visual a pesar de que mis mejillas estaban sonrojadas de vergüenza.

"hum, gracias", susurré antes de bajar la cabeza y exhalar profundamente. Estaba muy contenta de que no me pidiera que levantara la cabeza de nuevo. Su voz era tranquila, pero firme, y no podía ignorarla.

Había visto algunas miradas de él algunas veces mientras crecía, y ninguno de esos vistazos me preparó para el hombre que conocí hoy. Recé y deseé que fuera feo de cerca, con mal aliento y olor corporal para darme más razones para odiarlo. Definitivamente no esperaba que tuviera unos ojos lo suficientemente profundos como para hacerme sentir que me estaba hundiendo en ellos cada vez que nuestra mirada se encontraba.

No podía negar que era extremadamente guapo, con rizos oscuros enmarcando su rostro y cuello, una nariz bien perfilada, una barba recortada y ordenada abrazando su mandíbula de forma sexy, haciéndolo parecer mucho más joven de lo que esperaba.

No podía creer que estuviera casada con el señor de la mafia, tantas personas nos estaban viendo bailar y no pasé por alto la forma en que algunas de las chicas del cortejo nupcial lo miraron con anhelo en los ojos.

Un montón de chicas sin idea.

Podrían quedárselo, no es que quisiera casarme con él en primer lugar.

Definitivamente tampoco estaba deseando la noche de hoy.

******

Me sequé la cara y el cuerpo con las toallas esponjosas en el baño antes de ponerme el conjunto de lencería que debía usar en mi noche de bodas. Tía Gianna, dos días antes, me había dicho que debía presentarme a mi esposo de esta manera. Me sentía como un animal sacrificado, limpiándome completamente en preparación para el sacrificio. Mi corazón latía rápido y mi pulso corría más rápido que mi corazón mientras me ponía la bata sobre el material transparente de la lencería y salía del baño. Me detuve junto a la puerta y exhalé antes de darme un pequeño discurso de ánimo y abrir la puerta.

Luca estaba sentado en la cama, me detuve fuera de la puerta del baño cerrada cuando mis ojos se posaron en él. Estaba sentado en el borde de la cama y hablando en voz baja por teléfono, solo llevaba unos pantalones negros y parpadeé varias veces al ver su pecho desnudo y tonificado, apartando la mirada casi de inmediato. Se veía tan grande y alto en comparación conmigo, sabía que no le sería difícil dejarme indefensa si así lo deseaba.

Levantó la mirada y me miró, vi cómo la parte superior de sus labios se movía un poco antes de terminar la llamada y colocar el teléfono en la mesita de noche, dirigí la mirada allí y sentí cómo mi corazón saltaba en mi pecho con un golpe de miedo al ver las dos pistolas posicionadas junto a su teléfono.

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