Recuperar Su Amor (Luna y Joshua) romance Capítulo 373

Luna sabía que Gavin lo decía para fastidiarla. Aunque era consciente de sus intenciones, no pudo evitar sentirse algo abatida por ello.

Él tenía razón. Aunque Joshua había obligado a Alice a disculparse, eso no cambiaba nada. Ella seguía siendo la persona más importante para él.

El pecho de Luna se apretó ante ese pensamiento, pero se limitó a soltar un suspiro profundo y trató de dejar de pensar en eso.

Agarrando los documentos en sus manos, Luna pasó junto a Gavin y se dirigió hacia la fábrica. Podía escuchar a Gavin soltar un suspiro antes de alcanzarla rápidamente. "Señorita Luna, he oído que sigue soltera. ¿No siente un poco de envidia cuando ve al Señor y a la Señora Lynch siendo tan íntimos entre sí? Pero no se preocupe. Mientras mantenga los ojos abiertos, estoy seguro de que encontrará el amor muy pronto. Quizá ya lo haya encontrado sin darse cuenta".

Luna ni siquiera se inmutó por mirarlo. Aceleró el paso esperando que Gavin dejara de perseguirla, pero él la siguió de cerca. Él no paraba de parlotear, ignorando el hecho que Luna trataba de evitarlo.

Luna se molestó por ello, pero no quiso hacer otra escena. Sabía que Gavin lo hacía a propósito. Incluso si ella le gritaba, Joshua no la ayudaría por segunda vez. Por lo tanto, Luna decidió que lo mejor era hacer como si Gavin no existiera.

Cuando alcanzaron a Joshua y Alice, ya estaban dentro del taller, observando el proceso de fabricación. Luna se puso inmediatamente a trabajar. Entabló una conversación con el supervisor mientras tomaba notas de los materiales y suministros que la fábrica podía ofrecerles.

Siempre que Luna se concentraba en el trabajo, se enfrascaba tanto en él que nada la distraía. Como de costumbre, estaba ocupada escuchando las explicaciones del supervisor, tanto que no se dio cuenta de la mirada de admiración en el rostro de Joshua, así como del hirviente resentimiento en los ojos de Alice.

Tampoco se percató del trozo de mineral de jade que se dirigía hacia ella ni de los gritos de advertencia de los trabajadores.

"¡Cuidado!".

Uno de los trabajadores se acercó corriendo y recogió el mineral del suelo. Se disculpó repetidamente: "¡Lo siento mucho! Este trozo de roca se cayó cuando estábamos descargando toda la pila. De nuevo, ¡lo siento mucho, Señor!".

Alice apretó los dientes. "¿De qué sirven tus disculpas? Mi marido está herido". Ella miró a Luna con desprecio, y luego movió su mirada hacia el trabajador. "Si la roca le diera a otra persona, no importaría tanto, ¡pero estamos hablando de mi marido! Su brazo vale más que el de cualquier otra persona. ¿Cómo podemos arreglar esto?".

El obrero la miró con el ceño fruncido, con el mineral aún en sus manos. Miró a Luna y contestó: "Bueno, la roca se dirigía originalmente hacia esta Señorita, pero su marido se interpuso... Aunque en parte es culpa nuestra, no debería culparnos del todo...".

La cara de Alice se puso pálida.