Entrar Via

REINA DE REYES. La historia de una villana romance Capítulo 4

CAPÍTULO 4. La noticia más dolorosa

El departamento está en silencio, uno pesado, que me aplasta el pecho cada vez que intento respirar. He perdido la cuenta de cuántos días han pasado desde que me atreví a salir de esta cama. Sé que Ruby y Verónica han venido más veces de las que puedo recordar, pero siempre me niego a verlas. Solo puedo quedarme aquí, bajo las sábanas, con los ojos fijos en el techo mientras mi mente se hunde más y más.

Devon intentó consolarme al principio. Lo hizo, o eso quiero creer. La primera noche me abrazó, me prometió que estaría conmigo, que no dejaría que nada malo volviera a pasar. Me dijo que se tomaría unos días libres para cuidarme, para ayudarnos a superar esto juntos.

Pero ahora, más de una semana después, lo único que escucho son excusas. Emergencias en el trabajo. Reuniones que no puede cancelar. Cenas con clientes importantes. Al final, siempre me quedo sola con este dolor punzante que me está destrozando. Tengo tres ángeles en el cielo y solo quiero irme con ellos.

Estoy sumida en esta inercia cuando el teléfono suena. Me sobresalta tanto que casi lo dejo caer al contestar.

—¿Diga? —murmuro sin ganas.

“¿Señora Finnigan?” La voz al otro lado de la línea es familiar. Es la doctora que me atendió cuando perdí a mi bebé.

—Sí, soy yo.

“Soy la doctora Jacobs. Lamento molestarla, pero es importante. ¿Podría venir al hospital esta noche? Hay algo que necesito discutir con usted” dice y algo en su tono me pone nerviosa.

—Lo siento, pero no creo que pueda ir. Si quiere me lo puede decir por aquí o…

“Preferiría hablar de esto en persona, señora Finnigan. Sé que está pasando por un momento terrible, pero por favor… ¿podría estar aquí a las ocho? Reservaré un espacio para usted”.

Dudo por un momento. Lo último que quiero es salir de esta casa y enfrentar el mundo, pero ella sigue insistiendo.

—Está bien —respondo al fin, y cuando cuelgo, me quedo mirando el teléfono en mis manos.

No sé si quiero saber lo que tiene que decirme, pero me doy valor para levantarme, darme una ducha y arreglarme un poco. Devon no está por ningún lado: otra cena de negocios, seguramente.

A las ocho en punto estoy en el consultorio. Cada paso es una lucha contra esta depresión que me consume. Me siento frente a ella, con las manos entrelazadas en mi regazo mientras ella me mira con algo que parece ser compasión.

—Señora Finnigan, quiero comenzar disculpándome —carraspea nerviosa y me doy cuenta de que la culpa se le sale por los poros—. Estuvo muy mal cómo manejé la situación cuando la atendí la primera vez. No entendí la gravedad de lo que estaba pasando. No vi que usted era una víctima, y me disculpo por no haber sido más comprensiva.

Ni siquiera sé cómo responder a eso así que solo le hago un gesto de afirmación con la cabeza.

—¿Para qué me pidió que viniera? —le pregunto y ella toma una carpeta de su escritorio y la abre, sacando algunos papeles que coloca frente a mí.

—Después de los procedimientos que le realizaron, decidí analizar su estado con más detalle. Y me gustaría hacerle un seguimiento, ya sabe… más estudios para asegurarme de que está bien.

—Doctora, con todo respeto, estar bien ya no me importa… —Trato de levantarme pero ella me detiene.

CAPÍTULO 4. La noticia más dolorosa 1

CAPÍTULO 4. La noticia más dolorosa 2

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: REINA DE REYES. La historia de una villana