—Sí, confío en ti —replico sin poder evitarlo, solo asiente ante mis palabras y cubre mis ojos, siento como su respiración se acelera al igual que la mía, pero no hace ningún otro movimiento.
—Como te dije hoy en la mañana te enseñaré otras formas de pasarlo bien y disfrutar de nuestros cuerpos tanto como podamos, al estar vendada serás capaz de sentir todo con mayor intensidad Chantal, tus sentidos se agudizarán cuando no puedas ver que haré —susurra sobre mis labios, los cuales acaricia con la punta de su lengua, comienza a besar mi mandíbula y mi cuello bajando por mi clavícula, llegando hasta mis pechos donde soy más consciente de la suavidad de sus labios.
—Tenías razón.
—¿En qué? —susurra sobre mi vientre.
—Siento todo con mayor intensidad, es tan excitante que deseo que me hagas tuya sin perder tiempo —le suplico.
—Aún no es el momento —ante sus palabras hago un pequeño mohín un tanto molesta, escucho como suelta una pequeña risa antes de continuar—: ¿sabes? Mi bebida favorita es el tequila, ¿me pregunto si…?
No me da tiempo a preguntar a qué se refiere cuando siento como algo líquido comienza a escurrir desde mis pechos hasta perderse en mi ombligo, ahogo un gemido cuando la lengua de Johny comienza a saborear todo a su paso enviando un sinfín de corrientes eléctricas por todo mi cuerpo.
—Sabe aún mejor de lo que pensaba Chantal, tu piel le da un sabor único —murmura, mientras continúa con su labor, cuando baja hasta mi ombligo y lo recorre con su húmeda lengua, mi respiración se agita esperando que por fin me dé lo que tanto deseo, sin embargo, baja hasta mis piernas las cuales separa con mucho cuidado y luego besa tiernamente mis muslos.
—¡Joh… Johny…! —grito cuando muerde la parte interna de mi muslo y después sin esperarlo posa su boca en mi intimidad, donde su cálida lengua casi me hace convulsionar de placer, pero cuando estoy a punto de llegar a él, se retira y besa el lugar que hace unos instantes mordió, muevo mis manos, desesperada en un intento por desamarrarlas y dirigir su rostro a donde deseo que me colme de placer lo cual es en vano.
—No te desesperes Chantal, recuerda que debes de disfrutar —me insiste y aunque no puedo verlo estoy segura de que está sonriendo.
—No puedo esper… —grito alto cuando muerde mi clítoris y aunque fue un poco fuerte debido a que se encuentra sensible, el dolor se compensa con el placer que siento cuando hunde su dulce lengua en mi intimidad—. ¡Oh, por dios! ¡Esto es maravilloso! —exclamo entrecortadamente, repite la acción dos veces más, privándome de llegar al éxtasis y cuando estoy por suplicarle que dejé de torturarme así, su lengua logra su cometido, me aferro a la cabecera de la cama y gimo tan fuerte como puedo, siendo consciente de que con mis ojos vendados mi orgasmo se sintió más fuerte que los que experimente ayer entre sus brazos.
—Te lo dije, es más placentero.
—Quiero que me quites la venda y me dejes tocarte —le pido con un susurro.
—Todavía no terminamos Chantal. —Siento como comienza a moverse y de un momento a otro toma posesión de mis labios, levanta un poco mis caderas y me penetra de un solo golpe, sus embestidas son lentas hasta que poco a poco aumenta su velocidad y comienza a mover su cadera en círculos golpeando de esta forma todos mis puntos sensibles, por lo que estoy segura de que en cuestión de segundos podré llegar nuevamente al éxtasis.
—¡Más rápido, por favor! —suplico, de un momento a otro, siento como coloca su dedo sobre mi clítoris y comienza a pellizcarlo ligeramente, con lo cual mi vientre se contrae, mis piernas comienzan a temblar y mi cuerpo se arquea cuando me hace llegar a un orgasmo placentero, dejándome sin fuerzas, él sigue embistiendo unas cuantas veces más hasta que suelta un gruñido y sé que está próximo a liberarse, me da un último beso y se aferra más fuerte a mis caderas hasta que su cuerpo convulsiona de placer sobre el mío.
—Eres espectacular Chantal —murmura sobre mis labios, por fin libera mis manos y les da unos cuantos besos donde seguramente han quedado algunas marcas rojas, para después quitarme la pañoleta de los ojos, lo observo y sus ojos aún brillan de deseo, espero unos minutos a que nuestras respiraciones se normalicen, me levanto, lo aviento contra la cama y me coloco encima de él.
—Aún no terminamos Johny —le informo antes de que me pida que lo desate, gateo hasta quedar sentada a horcajadas sobre él, beso su cuello y su mandíbula para después posarme en sus sensuales labios, los cuales me devoran con desesperación, lo tomo por el cuello y junto un poco más nuestras cabezas, profundizando más nuestro beso.
Me separo de él, sosteniéndome de su pecho y acerco mis pechos a su boca, al instante abre sus labios y comienza a lamer mis pezones alternando entre uno y otro que siento como si me derritiese con su toque, froto nuestras intimidades, en un intento por estimularlo de nuevo, cuando siento que su miembro choca contra la entrada de mi femineidad sonrío victoriosa, tomo un condón de la mesita de al lado y se lo coloco con tranquilidad.
—¡Por favor…! —me suplica.
—¡Shh! Déjate llevar Johny. —Me levanto solo lo suficiente, mientras introduzco poco a poco su miembro en mi interior, cuando al fin está dentro, lanzo un gemido de satisfacción, después subo y bajo mi cuerpo, disfrutando de llevar el ritmo en esta ocasión y gritando cada que mi cuerpo se siente lleno de él.
—Creo que la que más disfruta eres tú —me acusa Johny, sin embargo, cuando mi cuerpo baja, aprieto ligeramente mi pelvis arrancándole un sonoro gemido, vuelvo a subir y cuando bajo hago exactamente lo mismo solo que en esta ocasión le quito la pañoleta de los ojos—. ¿Cómo lograste hacer eso? —inquiere con la boca seca.
—Quiero que me mires mientras te llevo al éxtasis y respondiendo a tu pregunta a eso se le llama pompoir, había leído hace mucho sobre el tema, pero nunca lo había puesto en práctica, así que eres el primero, pero eso ya lo sabías —confieso, mientras continúo con mis movimientos, ante la atenta mirada de Johny quien no despega sus ojos de los míos, cuando al fin siento que mis terminales nerviosas se anidan en mi vientre me muevo más rápido en un intento porque él termine junto conmigo, está vez aprieto un poco más fuerte su miembro y permanezco así durante algunos segundos hasta que los dos nos dejamos liberar por completo lanzando un gemido tan alto que temo se haya escuchado en todo el piso, quedo recostada sobre Johny y escucho como los latidos de su corazón se van calmando poco a poco.
—Me gusta ser el primero en todo —dice en mi oído, levanto la cabeza y su hermosa sonrisa me paraliza por unos instantes, desato sus manos y cuando por fin está libre me abraza más fuerte pegándome contra su cuerpo—. Nunca tendré suficiente de ti Chantal —comenta dándome un último beso antes de separarme de su cuerpo, tomamos una ducha rápida y después nos acomodamos en mi cama, donde me acurruco en su pecho, dispuesta a descansar después del día tan largo y placentero que tuve.
—¡Oh, Chantal! ¡Mi dulce Chantal! Y pensar que esto solo es el inicio de todo lo que estamos por vivir juntos de ahora en adelante. —Me pega más a su cuerpo y besa mi cabeza antes de que los dos caigamos en los brazos de Morfeo.

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