Entrar Via

Relatos eróticos romance Capítulo 8

Girl love.

Llevábamos siete meses siendo novias, y aún no habíamos hecho nada a lo que sexual se refiere. Hasta que llegó aquel día.

—Como no hagas lo que te digo, estos vídeos y fotos serán difundidos por todo internet. —Dijo aquella silueta mirándome de soslayo.

Aunque no hayamos hecho nada sexual, si que nos mandábamos videos y fotos de vez en cuando tocándonos. Un grave error. Nunca creía que aquella persona que se encontraba a mi lado pudiera ser ese tipo de persona.

Un grito ahogado salió de mi boca. No podía creer lo que acababa de decirme. No lo entendía en lo absoluto, ¿por qué me tiene que pasar esto? La miré y comencé a llorar.

—No lo hagas, por favor... —Antes de que pudiera terminar de decir lo que tenía que decir, me agarró del pelo e hizo que la mirara fijamente.

—Serás mi esclava durante una semana, ¿entendido? Ya estoy cansada de verte y no poder hacer nada. Ahora serás mía. —Tragué saliva sin dar crédito.

—Haré lo que me digas, pero no difundas esos videos por favor. —La dije aún con lágrimas en los ojos.

Anastasia me dejó el pelo, y yo me lo sobé por el daño.

—Esta misma tarde comenzamos, ven a mi casa después del trabajo. —Asentí y me dejó ahí plantada en el parque donde nos conocimos por primera vez.

Suspiré y me quité las lágrimas bruscamente. No podía permitir llorar, tenía que ser fuerte, pasase lo que pasase tenía que esforzarme.

Me fui a casa, cuando recibo un mensaje:

Espero que estés bien depilada para esta tarde.

Lo estaré

Dije para después tirar mi móvil en la cama e irme a duchar y depilarme todo como había dicho. Yo no era de depilarme, pero si ella dijo que lo hiciera, lo tenía que hacer ¿no? Tras terminar de depilarme, salí de la ducha y me puse el mejor conjunto que encontré en mi pobre armario.

Para que mentir, estaba muy asustada, tenía mucho miedo y aún más que aquellas fotos y videos sean publicados. Al acabar de vestirme cogí mi teléfono y vi que tenía un mensaje nuevo.

Te espero en media hora, se puntual

Ese mensaje fue escrito hace veinte minutos, ¡iba a llegar tarde! Cogí rápido todo lo necesario, y me fui corriendo a la casa de mi novia, si es que ahora se puede llamar así. Al cabo de diez minutos me encontraba frente a su puerta, así que llamé sofocada. Ella abrió la puerta, encontrándome ahí, muerta de sudor.

—Pasa. —dijo, dejándome paso. —Has llegado un minuto tarde. —sonrió ladeada. —¿Sabes lo que significa eso?

Yo tragué saliva y negué muy lentamente. Me temía lo peor, y así fue. Me empotró contra la pared de la entrada y empezó a besarme bruscamente, cuando siento un gran dolor en el pecho. Me estaba agarrando con fuerza mi teta izquierda.

—A-ah. —dije quejándome.

—Ese fue tu castigo. Ahora vete arriba a mi cuarto y ponte lo que está encima de mi cama.

Yo me quedé plantada en mi sitio cuando ella grita.

—¡Vamos!

Apresurada, subí las escaleras y me fui directa a su habitación. Al abrirla me encontré dos cosas que no me esperaba para nada. Un vestido al estilo maid negro y blanco y un...pub. Esto último hizo que me entrara mucho miedo, jamás me había metido nada en ninguna parte, ni alante ni atrás y estaba asustada de que me doliera. Suspiré con fuerza, cogiendo todo el aire posible y soltándolo, cogiendo todo el valor posible.

Me empiezo a desvestir y me pongo el traje de sirvienta que estaba encima de la cama, y seguidamente, temblorosa, cojo ese pub y lo miro de arriba a abajo, era una cola muy bonita, y suave, pero la realidad es que estaba aterrorizada.

—Pontelo, y que yo te vea. —escuché una voz proveniente de la puerta. Me giré y la vi, recostada en el marco de la puerta con una sonrisa plantada en su rostro.

Asentí y volví a mirar aquello que tenía en la mano, entonces me empecé a acercar al culo y me lo intenté meter. Pero no podía. Dolía bastante.

—N-no puedo...

Ella me miró y se empezó a acercar a mí, entregándome un lubricante sabor fresa. Lo esparramó en la punta del pub que era metálica y me lo entregó.

—Póntelo.

Intenté de nuevo hacerlo, y esta vez si entró, pero en consecuencia soltando un gemido de mi parte. Se sentía muy extraño.

—Aah... —Tragué saliva y la miré con la cara Colorada, esto era muy vergonzoso para mí.

—Ahora empieza a nadar. Venga. —obedecí y era una sensación indescriptible, se sentía algo que me llenaba, como si tuviera ganas de ir al servicio, y me paré en seco. Esto me daba mucha vergüenza. —C-creo que tengo que ir al servicio.

—No tienes que ir, no es real, solo es lo que sientes. —Me sonrió y en ese momento, pude ver a mi novia de verdad, con una sonrisa sin ningún atisbo de locura ni maldad. Pero eso duró muy poco tiempo, cuando ella me ordena algo que no me esperaba.

—Ahora empieza a moverte y a bailar para mí. Yo me quedaré aquí. —Ella puso música y se sentó en la cama. Yo empecé a mover mis caderas lo mejor que podía, moviéndome de un lado a otro, pasando mi mano por mi cuerpo vestido de maid.

—No lo haces nada mal. —me dijo y vi cómo se mordió el labio. Yo por otra parte sentí el aliento pesado y mis manos no paraban de temblar, esto era muy vergonzoso.

—Mmmh, A-aaaah. Siiii. —decía gritando de placer. Esto era demasiado para mí, y cuando creí que me iba a correr, ella para de imprevisto, provocando un jadeo en mi, necesitado.

—Quiero que te tumbes en la cama y ab ras bien las piernas. ¿Entendido? —Yo asentí y vi como ella se iba del cuarto, dejándome desconcertada, cuando viene con unas esposas. —Te pondré esto y as'no podrás detenerme. Si tienes que gritar, grita.

Yo asentí y ya tumbada en la cama, con las piernas abiertas, ella se aproxima y empieza a ponerme las esposas. Me sentía sumisa, me sentía suya. Quería hacer lo que fuera por que ella fuera feliz.

Seguidamente, después de ponerme las esposas, ella se posa en la cama y se agacha, hasta mi entrepierna, y cerca de esta, me susurra.

—¿Estás preparada? —Asentí y ella empezó a chuparme todo el coño. Empezó con movimientos suaves y circulares por mi clitoris y siguió aspirando mi parte tan sensible, haciendo que gimiera de sobremanera. Esto se sentía como el mismísimo cielo.

Y cuando creí que no pudiera ir a mas, ella introduce dos dedos en mi vagina, y empieza a moverlos de tal manera que era una sensación indescriptible. Yo llena de placer, sentía como se me caía un poco de baba, de tanto gemir, sentía que me iba a desmayar.

Y cuando quise darme cuenta, me corrí en su cara, soltando una gran cantidad de líquido blanco que la manchó la cara entera. Ella rió.

—Wow. Si que te has corrido, sí. —Se fue al baño de su cuarto, y se lavó la cara. Yo estaba avergonzada, nunca me había pasado algo así. Cuando volvió, seguía apenada, y ella dudosa, me preguntó: —¿Qué te sucede?

—No nada... que lo de antes hizo que estuviera confusa, nunca me había pasado.— Ella rió.

—Es normal que pase algo así, se llama eyaculación femenina, preciosa. Y me alegra que lo hayas tenido conmigo.

—Mmmmh. —Sentía que mi cara estaba ruborizada.

—Ahora quiero que te saques el pub bruscamente delante mía. —Y yo a miré preocupada, ¿no ibámos a hacer nada más?

Pero la hice caso y obedecí haciendo lo que me había pedido, soltando un gemido con mi boca en forma de "O". Realmente pensé que nunca me iba a gustar meterme cosas anales, pero se sentía realmente bien, una sensación diferente a lo de alante.

—¿N-no vamos a hacer más? —Ella negó y me miró fijamente, para después acercarme a mí y dejar un casto beso en mis labios.

—Tenemos una semana para hacer lo que yo quiera, si no quieres que difunda tus fotos y videos. —Ella me sonrió y yo también lo hice. Ahora sabía que no lo iba a hacer realmente.

—Como usted diga. —Dije.

—Pero antes de eso, quiero que te toques para mí.

(¿Queréis segunda parte de esta pareja?)

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Relatos eróticos