Romance en Los Ángeles romance Capítulo 13

Logan se acercó y solo entonces se dio cuenta de que la mujer se había alisado su hermoso cabello ondulado, y su color favorito había vuelto a ser el negro puro. No llevaba maquillaje, ni tacones altos. Solo una camiseta blanca, en su forma más simple. Sin embargo... sus ojos parecían brillar incluso más que antes, sin rastro alguno de la tristeza y depresión típicas de una ruptura amorosa. Si eso era una actuación, Logan tenía que admitir que ella lo hacía bastante bien. Tan bien, que logró irritarlo.

Mia frunció el ceño, lo conocía demasiado bien y esa expresión era un presagio de su ira.

"Ja." El hombre soltó una risa burlona: "Pero, qué mal gusto tienes, después de estar tantos años a mi lado, deberías tener algún estándar, ¿no? No cualquier gato o perro debería servir, de lo contrario, ¿dónde queda mi dignidad como tu ex?"

"¿Dignidad?" Mia de repente encontró eso un poco gracioso.

Pero esa risa escondía un trasfondo de tristeza. Lamentablemente, Logan no lo notó. Todo lo que podía pensar era en Mia sonriéndole a otros hombres, lo que lo enfurecía aún más. Atribuía ese sentimiento al "instinto de propiedad" masculino. Mia había sido su "territorio", y aunque ya no la quería, no permitiría que esos gatos y perros inferiores marcaran su territorio.

"Tengo cosas que hacer, me voy." Mia no quería escuchar más.

"¿Irte? ¿A dónde puedes ir? ¿Al apartamento de Kristin? Parece que ese es tu único refugio ahora. Pero esta vez te has puesto dura, llevándote los cheques y documentos, bien, ¿quieres jugar? Vamos a jugar entonces."

Mia sintió una punzada en su corazón. Ya estaba acostumbrada a su mal temperamento, incluso diría que era caprichoso y violento, pero escuchar esas palabras seguía hiriéndola. ¿Él pensaba que ella solo estaba jugando?

Mia respiró hondo, tratando de controlar sus emociones, y luego forzó una sonrisa: "Primero que nada, el señor Collins y yo somos simplemente amigos, no es tan sórdido como piensas."

"Además, ya terminamos, lo que pienses es asunto tuyo."

Justo entonces, su taxi llegó. Mia abrió la puerta del auto y se subió diciendo: "Señor, por favor, vámonos."

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